• De lo prohibido a lo posible

    El Autor

    Juan Manuel Córcoles

    Jefe de Servicio de Cirugía Torácica

    En cualquier ciencia, pero especialmente en Medicina, cualquier avance o innovación que vaya en contra de lo establecido hasta ese momento es mirado con recelo por una parte de la sociedad e incluso por la misma comunidad médica.

    Rehn corazón

    Cada reto superado supone un vuelco en el mismo corazón de la ciencia, y precisamente de ese órgano quería hablar.

    Era un 7 de septiembre de 1896 cuando un hombre llamado Justus fue llevado por la policía a la clínica del doctor Rehn en Francfort con una herida de arma blanca en el corazón. El Dr Rehn, famoso y autodidacta cirujano no volvería hasta dos días después. Milagrosamente, el paciente con la ayuda del médico auxiliar, el doctor Siegel, seguía vivo el 9 de septiembre.

    Cuando el Dr Renh regresó se enfrentó a un paciente cada vez más débil, que se moría lentamente. De todos los cirujanos era sabido hasta esa fecha que “si el corazón se tocaba se pararía de inmediato”. Ya en la antigüedad Ovidio dijo que las heridas del corazón eran mortales y lo serían hasta el fin de los tiempos. Y más reciente, el Dr Billroth pronunció en Viena: “El cirujano que trate de suturar una herida en el corazón puede estar seguro de perder para siempre la consideración de sus colegas”.

    Seguía vivo

    Aún con todo, el paciente seguía vivo, pero su pulso era cada vez más débil. El Dr Rehn se decidió a intervenir al paciente. Abrió el tórax por el cuarto espacio intercostal, el pericardio y la cavidad pleural, aspirando gran cantidad de sangre.

    Vio que el paciente tenía una pequeña herida en el ventrículo derecho y que gracias a que el cuchillo también había abierto la pleura, la sangre drenaba en esa dirección y no se había taponado el corazón, que era la causa por la que los pacientes solían morir con ese tipo de heridas.

    Pidió hilo de seda y aguja y aprovechando la diástole (fase de relajación del corazón) dio la primera puntada. El corazón se paró por una fracción de segundo al contacto con la aguja. Probablemente el corazón del cirujano también debió de dejar de latir en ese momento, para continuar latiendo ambos al compás que marca la vida.

    Y tocó el corazón

    Finalmente, pudo cerrar la herida con tres puntos y, de inmediato, el pulso, que cada vez era más errático, se volvió estable y firme.

    Dos horas permaneció el Dr Rehn sentado al lado de la cama del paciente viendo cómo la vida volvía a él.

    Meses después en Berlín, el Dr Rehn se presentó con Justus y pronunció las siguientes palabras “de hoy en adelante ya no podía ponerse en duda la posibilidad de la sutura del corazón”.

    Quedaba mucho por hacer, pero gracias a ese paso para la historia médica, hoy muchísimas personas en el Mundo salvan y prolongan su vida al ser operadas del corazón.

    Dos años y un día después de ese hito, el 10 septiembre del 1898, murió asesinada Sissi Emperatriz por una lima que le clavaron en el corazón. A pesar de aguantar unas horas viva, finalmente nada se pudo hacer por ella.