
El transporte sanitario no urgente, que es el que utilizan las personas para desplazarse a un centro sanitario o a su domicilio tras recibir la atención sanitaria correspondiente, está regulado en el Real Decreto que establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, es decir, aquello que debe ofrecer cualquier sistema autonómico de salud.
Dicho Real Decreto indica que el trasporte sanitario se refiere al desplazamiento de enfermos “por causas exclusivamente clínicas, cuya situación les impida desplazarse en los medios ordinarios de transporte”.
La normativa del Sescam al respecto lo aclara aún más al indicar que la prescripción de transporte sanitario se hará “sólo si existen causas médicas que imposibiliten el desplazamiento en medios ordinarios de transporte. No está contemplado el transporte sanitario por razones de tipo social, económico u otras no justificadas por la necesidad clínica”.
Una señora de Alcadozo de 79 años
Atendiendo estrictamente tanto al Real Decreto como a las instrucciones del Sescam, una señora de 79 años de Alcadozo con buen estado de salud (hace las tareas domésticas, sale a pasear con las amigas, va a la verbena en las fiestas de San Isidro…), a la que su médico de familia le detecta un nódulo en el cuello y le pide una ecografía cervical no tiene derecho a transporte sanitario.
Diez horas tirada
Pero resulta, que si dicha señora no conduce ni tiene un familiar que la pueda llevar a Albacete, lo único que puede hacer, el día que la citen para la ecografía, es tomar el autobús que pasa por Alcadozo a una hora que pueden ser las 6:00 o como muy tarde las 7:00 de la mañana, esperándolo en la plaza, quizá en invierno a varios grados bajo cero, y regresar a su casa en el autobús que sale de Albacete sobre las 16:30 y llega a su pueblo más de una hora después, estando más de 10 horas “tirada” para una prueba que le hacen en 15 minutos.
Y lo mismo cuando, con el resultado de la ecografía, su médico de familia la derive a consulta de Endocrinología, y cuando el endocrinólogo el pida una punción del nódulo, y cuando con el resultado de la punción la derive a Cirugía General, y cuando la tenga que ver el anestesista para el preoperatorio… Y todo eso suponiendo que no lo citen a las 17:00 en alguna de las consultas/pruebas, cuando ya no tiene autobús de vuelta.
Carencias del transporte público
Y si viviera en la aldea del Sahuco (Peñas de San Pedro) ni autobús tendría. Lo cierto es que no es razonable que para que nuestra señora pueda ejercer su derecho a la asistencia sanitaria pública, por el hecho de no tener medios particulares para desplazarse, tenga que sufrir las carencias del servicio de transporte público en nuestros pueblos.
Y como no es razonable, lo más probable es que todos esos desplazamientos, imprescindibles para el mantenimiento de la salud y el tratamiento de la enfermedad de la señora, los realice en transporte sanitario, porque los médicos responsables de la asistencia de la paciente añadan a la larga lista de tareas burocráticas que habitualmente tienen que atender la de solicitar el transporte en ambulancia haciendo una interpretación “flexible”, “imaginativa”, de lo que es una “causa médica”.
Adaptarse a la realidad
Habida cuenta que no basta con tener un derecho, sino que es necesario poder ejercerlo, y que el derecho a la salud, a la asistencia sanitaria, depende de poder desplazarse a donde esta se presta, ¿no sería conveniente adaptar la Legislación a la realidad y convertir el transporte sanitario en un, digamos, transporte socio-sanitario al que se tuviera derecho por el mero hecho de tener una cita programada en un centro asistencial y no disponer de un medio privado de transporte? Bastaría que el propio paciente, o el administrativo de su Centro de Salud, llamara a una centralita indicando la referencia de su cita para que le agendaran el transporte. Sin más burocracias.
El gasto ‘invisible’: la burocracia
Dudo que si esto se hiciera aumentara mucho el gasto en transporte sanitario, ya que quien tiene su coche, o un familiar que lo puede llevar al hospital, seguirá viajando por sus propios medios por una simple cuestión de comodidad. Y si hacemos contabilidad analítica de cuánto cuesta el tiempo que los diferentes médicos dedican a pedir trasporte sanitario veremos que es un enorme gasto “invisible” que estaría mejor utilizado atendiendo problemas clínicos.