• Los pediatras dan las claves de la diarrea aguda en niños

    La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria da las claves sobre la diarrea aguda en niños, entendiendo que es la aparición brusca de heces blandas o líquidas en mayor número o cantidad de la habitual.

    El diarrea aguda del niño o del lactante puede llegar acompañada de fiebre, vómitos, dolor abdominal o menos apetito. Además, puede producir deshidratación. Se nota en que los niños tienen la boca seca, mucha sed, orina escasa, llanto sin lágrimas, ojos hundidos y pérdida de peso.

    Es muy importante asegurarse de que el niño bebe suficiente para que no se deshidrate. Debe tomar soluciones de rehidratación oral, con sueros de farmacia, tras cada deposición o vómito. También debe tomar su comida normal, sin forzar.

    No se recomiendan refrescos o zumos con alto contenido en azúcar, bebidas para deportistas ni soluciones preparadas en casa. En cuanto a la alimentación, los bebés pueden seguir con lactancia materna o con la leche habitual sin diluir.

    Los niños mayores pueden comer normal en cuanto dejen de vomitar, sin obligar. Se deben evitar alimentos ricos en grasas o en azúcar. Hay que tener en cuenta que esta diarrea severa suele resolverse espontáneamente en pocos días.

    Medidas higiénicas

    Mientras tanto, los pediatras aconsejan medidas higiénicas:

    Lavado de manos, sobre todo antes de preparar alimentos, de comer y después de ir al baño o del cambio de pañal. • Lavar muy bien frutas y verduras crudas. Cocinar muy bien la carne y los huevos. • Lavar con frecuencia los objetos que el niño manipula.

    Evitar compartir cubiertos, vasos, botellas, etc.

    No debe ir a guardería o colegio hasta que las deposiciones se normalicen.

    ¿Cuándo debo llevar a mi hijo al pediatra?

    • Edad menor de dos meses.
    • Vómitos persistentes.
    • Si el niño hace más de ocho deposiciones al día o tiene diarrea con sangre.
    • Si su hijo tiene alguna enfermedad crónica, por ejemplo, diabetes, insuficiencia renal…
    • Si la deshidratación es moderada o grave: más de seis horas sin orinar, si el niño está muy decaído, con mal estado general.

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