La llegada del otoño en el calendario nos deja niebla por las mañanas. Como en el ciclo vital, con la llegada a nuestro “otoño” personal, se desarrolla una patología sobre el cristalino, que genera una visión empañada o con niebla, que llamamos catarata.
La catarata consistente en la opacificación parcial o total del cristalino, lo cual impide el paso de los rayos luminosos provocando la pérdida de visión.
El origen etimológico del término “catarata” se remonta a la Antigüedad. En Grecia se utilizaban dos términos para designarlas:
- Hypókhyma (“flujo que desciende”), asimilaban la opacidad del cristalino a flujos espesos que lo oscurecían, a mayor flujo mayor opacidad. Se tradujo al latín como “suffüsiön”.
- Katarráktës (“lo que se precipita desde arriba”), que unificaba dos significados básicos “cascada” y “rastrillo de puerta fortificada”. En latín, cataractês se conserva con esos usos, y se le añaden otros como “verja” y “celosía”. Esta interpretación de las cataratas como verjas es muy extendida en autores posteriores como Leoncio (autor eclesiástico del siglo V-VI) ó Gregorio de Tours en el siglo VI.
Por tanto, aunque algunos autores sostienen que el término “cataratas” no se concibió en su uso oftalmológico hasta el Medievo (por ejemplo, Marcovecchio afirma que fue Constantino el Africano el primero en usarlo en este sentido en el siglo XI), como hemos visto ya en los siglos V-VI se entendía el mismo como “opacidad del cristalino”, valor con que continuó hasta la época medieval.
La incidencia de catarata aumenta después de los 60 años. Es inferior a un 10% antes de los 64 años, entre un 18 a 29% entre los 65 y 74 años, un 37 a 59% entre los 75 y 84 años y entre 60 a 67% a los 85 años y más. La mayoría de la población desarrolla cataratas en ambos ojos, en general progresando en forma asimétrica. Otros de los factores que pueden contribuir con el desarrollo de cataratas secundarias son bajos niveles de calcio sérico, diabetes, el uso prolongado de corticoesteroides y otros trastornos inflamatorios y metabólicos, además de traumas, exposición a radiación y exposición excesiva a la luz ultravioleta (luz solar), tabaquismo. En muchos casos, la causa de las cataratas es desconocida, o de tipo degenerativo.
Aunque la cirugía de las cataratas no se perfeccionó hasta el siglo XIX, lo cierto es que tiene unos 4.000 años de historia. Ya en la Edad de Bronce (2.000 años a. C.) se usaban instrumentos de este metal para operar las cataratas, aunque los resultados fueron muy pobres. En el Código de Hammurabi, en la antigua Mesopotamia, el cirujano recibía una buena paga si tenía éxito en estas operaciones, y era duramente castigado en el caso contrario. La vida del oftalmólogo debía ser dura en esa época…
Siendo una de las principales causas de ceguera, no es raro que los médicos de diversas épocas le hayan dedicado atención. Así, en la historia de la cirugía de las cataratas podemos identificar 4 grandes periodos en virtud de las técnicas utilizadas:
- Reclinación o couching: descrita en el siglo VI antes de Cristo en el libro de Uttara Tantra de Sushruta (cirujano indio fundador de la medicina hindú) que describe “…el cirujano incide el globo ocular con una lanceta envuelta en un paño… si el paciente reconoce formas, la lanceta es retirada lentamente y se coloca manteca derretida sobre el ojo…”. En la época romana, Celso en el año 25 después de Cristo describe una técnica similar, reclinando el cristalino opacificado por la catarata hacia el vítreo sin extraerlo del ojo, dejando libre el eje pupilar y ganando visión. Esta técnica se usó hasta el siglo XVIII, pero incluso hoy es empleada por cirujanos en oriente.
- Cirugía extracapsular: Los avances anatómicos oculares de Vesalio o Kepler, con el conocimiento de funciones del cristalino y la retina en el papel de la visión propiciaron que Jacques Daviel hiciera el primer abordaje extracapsular en 1.747 “incidió el limbo en su parte inferior en 180 grados con un queratomo y tijeras, hizo una capsulotomía anterior y extrajo la catarata presionando sobre el globo ocular”. Otros autores modificaron esta técnica como Pamard de Avignon con incisión en limbo superior, Himly aplicó la midriasis farmacológica y Mooren de Düsseldorf agregó una iridectomía para evitar el bloqueo pupilar.
- Cirugía intracapsular: La técnica extracapsular era compleja en cataratas no maduras y daba complicaciones como la salida de vítreo. A inicios del siglo XIX Samuel Sharp y Henry Smith entre otros desarrollaron la técnica de extracción “in toto” del cristalino. Se mejoraron los instrumentos con aspiradores, fórceps, crioextractores, zonulólisis, etc. En España Barraquer en 1.917 realizó este tipo de cirugía con el cuchillo de Grez. Esta técnica se usó hasta finales del siglo XX aunque aún se utiliza hoy en zonas de extrema pobreza como el sudeste de África.
- Lentes intraoculares y facoemulsificación: La idea de reemplazar el cristalino por una lente se hizo realidad en la segunda mitad del siglo XX. Pero para su correcto desarrollo fueron necesarias ciertas innovaciones como los viscoelásticos para que en 1949 Harold Ridley colocara por primera vez con éxito una lente intraocular en cámara posterior de forma extracapsular. En 1967, Charles Kelman desarrolló la técnica de facoemulsificación consiguiendo un aparato que producía la fragmentación ultrasónica del cristalino. Posteriormente, a finales del siglo XX, el desarrollo de lentes intraoculares plegables redujo la incisión esclerocorneal, lo que permitió una mayor seguridad en la cirugía y una rehabilitación más rápida como ocurre en nuestros días.
Debemos de saber, que la catarata, como la niebla en el otoño, es operable.