
Natural de Mahora (Albacete), la maestra Mª Carmen Sáez Moreno acumula cerca de dos décadas impartiendo clases en el Colegio Cristo del Valle de Fuentealbilla, ‘revolucionando’ la enseñanza en este centro, donde ha hecho de la educación emocional una asignatura más.

‘Cultivando emociones’
Esta maestra ha sido finalista en los prestigiosos premios Educa Abanca como Mejor Docente de España. Y había publicado ya dos libros en solitario y varios más como coautora. Estos días presenta su última obra ‘Cultivando emociones’, en el que refleja la importancia de la educación emocional.
La publicación, además, cuenta con fines solidarios. Lo recaudado lo donará a la Asociación AMAC de Albacete, que trabaja con afectadas de cáncer de mama y ginecológico.
Sáez Moreno destaca que este libro surgió de resaltar importancia que tiene la educación emocional en la vida de las personas. «De la necesidad de comenzar a educar las emociones desde la primera infancia y de tener recogido en un documento, todas aquellas propuestas que llevaba tiempo aplicándolas en mi aula», como lo pone de relieve. Y «con la intención de destacar la necesidad de educar las emociones, de recogerlo todo en un documento y de facilitar este recurso a cualquier compañero o familiar».
Así, el libro ofrece propuestas para la educación emocional de manera transversal, globalizada, abierta, flexible. Lo hace «con actividades, dinámicas, recursos y estrategias para que cada docente y/o familiar escoja los aspectos que considere más necesarios y los adapte», indica.
En el mismo se describe el trabajo de las emociones a través de propuestas prácticas que involucran al arte, al cuerpo, la creatividad, la expresión oral, la cuentoterapia, la música, el trabajo en equipo, la colaboración familia-escuela ,la reflexión, etc.
En casa y en el colegio
De hecho, considera que se trata de aspectos «que deberían estar presentes en cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje» . Puesto que «nos permitirán desarrollar las competencias emocionales de una manera significativa, global, funcional, divertida, de forma que impregne todos los momentos del día a día en el aula a través de diferentes propuestas».
Recoge diferentes reflexiones, dinámicas y actividades que irán recorriendo distintas emociones. Para trabajarlas de manera significativa. Subraya que «espero que ayuden a “cultivar” las emociones en el colegio y en casa».
Por qué AMAC
Siempre que puede, en su aula llevan a cabo acciones para recaudar fondos para AMAC. Asociación de la que destaca que «en sus 25 años de trayectoria no ha dejado de luchar, de superar adversidades, de trabajar, y de intentar mejorar la vida de las mujeres afectadas de cáncer de mama y ginecológico de nuestra provincia».
«En una enfermedad, por desgracia, tan dura, tan frecuente y, a veces también incomprendida, tener esta red de apoyo y servicios es fundamental», apunta esta docente que se ha convertido en todo un referente para alumnos de la Facultad de Educación, donde suele impartir formación con frecuencia. Pero también para muchos de sus compañeros en activo, a quienes da las claves de sus métodos, con los que están encantados en el colegio de Fuentealbilla.
De AMAC también señala que «a nivel personal, es una asociación con la que estoy muy unida. Mi madre fue socia colaboradora de esta asociación prácticamente desde el inicio». «Y mis hermanas y yo también lo somos, por lo que conozco de cerca el trabajo que hacen y lo importante que es todo lo que realizan».
Desde el momento en que el manuscrito llegó a la editorial «tuve claro que quería donar todos los beneficios como autora a AMAC. Seguro que mi madre se alegraría muchísimo de esta decisión», destaca con emoción.
Maestra vocacional
De su historia personal, recuerda la vocación que siempre tuvo por enseñar. Así, cuando acabó el instituto y tenía nota para estudiar lo que hubiera querido muchos le preguntaba si «sólo» quería ser maestra. Ella siempre lo tuvo claro y, desde hace años, pone en marcha un proyecto muy interesante para su trabajo diario.
Por sus aulas habrán pasado y pasarán los futuros médicos, abogados, ingenieros o de profesiones muy distintas, «¿hay algo más bonito que ayudar a formar a las generaciones del futuro?» Ella tiene claro que no. Y, además, poder hacerlo en una escuela rural es un privilegio, como reitera siempre que tiene ocasión.