• El cromosoma de los campeones

    Ángel Roldán no es un joven normal. Con sólo 21 años, es subcampeón del mundo de gimnasia; campeón de España de natación a relevos; campeón regional de gimnasia rítmica y modelo profesional. Tiene un cromosoma extra que lo hace diferente, más cariñoso, más tenaz y, en definitiva, único. Este campeón está orgulloso de tener síndrome de Down y como él sus compañeros Juan García, Antonio Javier Avellaneda y Alejandro González. 

    Juan, Ángel, Antonio Javier y Alejandro.

    Juan, Ángel, Antonio Javier y Alejandro.

    “No somos diferentes”

    Cada vez hay menos como ellos a pesar de que las edades de las madres, la mayoría sobrepasa con creces los treinta, darían pie a que se multiplicaran los nacimientos de estos niños. Pero es que cada día que pasa es más fácil diagnosticar la presencia de ese cromosoma extra o del pliegue nucal que los delata, que advierte de que el recién nacido será diferente. Un alto porcentaje no llega a nacer.

    Ángel, Juan, Antonio Javier y Alejandro no entienden que se den estas circunstancias, que cada día nazcan menos niños como ellos e insisten en que “no somos diferentes”. Sin embargo, están equivocados. Su forma de pensar y actuar choca con la mayoría. Ellos aseguran que tener síndrome de Down implica “ayudar a otras personas”. Se convierten en el apoyo de sus padres y, cuando estos faltan, son el sostén de la familia, el punto de unión.

    A sus 50 años, Juan García es huérfano, pero tiene siete hermanos, diecisiete sobrinos e, incluso, sobrino nietos. Otra prueba más de que se equivocan, de que sí son diferentes, es que él siempre está dispuesto a ayudar a su familia. Presume de que en Navidad son más de cuarenta.

    Ángel también es diferente. Es un campeón y como tal la calle principal de su pueblo, Casas de Lázaro, lleva su nombre. Además, como volvió de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles con nuevas medallas, la piscina del pueblo también se llama Ángel Roldán.

    Nadie puede superar el medallero de Ángel Roldán, deportista que ya tiene una calle en su pueblo, Casas de Lázaro

    Educado y caballeroso, a sus 41 años, Antonio Javier Avellaneda tampoco es normal. Está por encima de la media en todos los valores que faltan a las nuevas generaciones. Y Alejandro González es otro deportista de élite con una sensibilidad especial.

    Sus familias les han dado la oportunidad de crecer y la Asociación para la Atención de Personas con Discapacidad Intelectual o del Desarrollo (Asprona) les ha guiado para estudiar, trabajar y cosechar éxitos deportivos.

    El 21 de marzo se celebra el Día Internacional del Síndrome de Down. Cuando el médico Eloy Camino fundó Asprona en la provincia de Albacete, en el año 1962, se encontró con familias que escondían a estos niños. Hoy son el orgullo de las casas donde crecen, pero aún queda un largo camino por recorrer.