• El examen MIR ha vuelto a ser el de antes

    El Autor

    Alejandro García Vázquez

    Médico, alumno de la Facultad de Medicina de Albacete 

    El pasado sábado, 28 de enero, llegaba el final de un camino que había durado siete meses. Después de tantos días de estudio, simulacros y sacrificios todo se reducía a esas cinco horas de examen.

    Llegué al edificio acompañado de mi familia, para no sucumbir a los nervios. Después del llamamiento, el tiempo hasta que repartieron los exámenes se hizo interminable.

    La primera sorpresa fue que esta vez había 32 preguntas con imagen, 2 más de las esperadas, pero después de lo atípico del MIR anterior, estábamos preparados para cualquier imprevisto. Al empezar a leer preguntas, me tranquilicé viendo que no eran diferentes a las de otros años. De hecho, muchos conceptos se repetían. Estadística recuperó su número habitual de preguntas y, junto con Cardiología, Digestivo y Cirugía General volvían a ser las más importantes de todo el examen. Dentro de las menos preguntadas, ganaba presencia Geriatría.

    Ni rastro de preguntas como la de Juan, Sofía y su petición de amistad en Facebook, aunque sí aparecían cuestiones sobre Medicina Legal y aspectos de la comunicación médico-paciente. Especialmente, qué hacer cuando el paciente se niega al tratamiento, o la importancia del consentimiento informado. Afortunadamente, las academias nos habían preparado para ellas.

    En cuanto a temas de actualidad, llamaba la atención alguna pregunta sobre el virus Zika o el Ébola, pero nada que nos pillara por sorpresa.

    Creo que casi todos los opositores coincidimos en que la mayor dificultad residía en las preguntas con imagen. En líneas generales, parece que este MIR ha sido más extenso de lo habitual, y varias de las preguntas más largas se concentraban en este bloque de imágenes. Las primeras eran conceptos de anatomía, algo que ya ocurrió el año anterior. Los electrocardiogramas son casi una constante en las imágenes, pero esta vez hubo hasta 4, más una imagen de ecocardiografía. A veces, la imagen es sólo un apoyo a los datos del enunciado, pero cada vez más, la correcta interpretación de la misma es clave. Un ejemplo de ello sería la imagen de microscopio en la que se nos pedía identificar el subtipo histológico de un tumor de pulmón. Otras imágenes no eran más que conceptos repetidos, preguntados de forma diferente.

    En general, creo que el MIR ha vuelto a ser el de antes, con más preguntas de dificultad intermedia y más discriminativas, lo que permite ordenar a los opositores según su grado de conocimientos y estudio. No obstante, queda patente la importancia creciente de las imágenes y de conceptos sobre bioética y legislación.

    En cualquier caso, hemos acabado aquí una de las etapas más duras e importantes de nuestra formación. Y, a falta de conocer los resultados definitivos, espero que dé frutos y que en unos meses, tanto mis compañeros como yo, podamos empezar a dar nuestros primeros pasos como médicos en la especialidad que tanto deseamos.