A las tres de la tarde, nadie podía salir del Hospital de Almansa. La nevada impedía mover los coches, que habían quedado sepultados. El turno que tenía que volver a Albacete ni se planteó regresar a la capital, pero incluso personal sanitario que vive en Almansa optó por quedarse. El kilómetro que separa al hospital de la población tenía una estampa que nadie había visto desde que se inauguró el centro.
Esta mañana todo el personal estaba en sus puestos porque nadie había podido salir. Han dormido en camillas, en consultas y como han podido. El doctor Fernando Camuñas, el cirujano que estaba de guardia localizada, aunque vive en Almansa, optó por no moverse del hospital ante el miedo a que lo llamaran y no lograra llegar. Él, como la mayoría de sus compañeros, ha dormido como ha podido en una camilla.
Toda la actividad quirúrgica programada y las consultas se han suspendido. Y es que la noche ha sido tranquila porque llegar al hospital era una auténtica odisea.
El doctor Camuñas ha explicado que, desde que abrió el hospital, ha visto tres grandes nevadas, pero ninguna como la del día 19 de enero. Su coche sigue sepultado por la nieve y las ambulancias eran montañas blancas. El aparcamiento de este pequeño hospital comarcal ofrecía una imagen que no parecía real.
Para el personal del Hospital de Almansa, ha sido una noche anecdótica. Cenaron en la cafetería, se acomodaron para dormir como pudieron y los móviles perdieron la cobertura mientras veían por las ventanas un panorama irreal. Eso sí, por mensajes todos los afectados pudieron tranquilizar a sus familias. Lo más seguro era pasar la noche en Almansa, una localidad que a las 00.00 horas tenía que recurrir a la Unidad Militar de Emergencias.