• Michael Burry: el MIR que vaticinó el desastre

    El Autor

    Juan Javier Andrés

    Periodista económico

    “Estudiante de medicina, con un solo ojo, torpe en las relaciones sociales y una deuda de 145.000 dólares (135.500 euros) en préstamos universitarios”. De esta guisa se presentaba el protagonista de nuestra historia, el estadounidense Michael Burry, en una conocida red social para buscar pareja. Hoy a esta elocuente carta de presentación podría añadirle el mérito de ser el primer gestor de inversiones que auguró la peor crisis financiera desde el crack del 29, apostó por la hecatombe del negocio inmobiliario estadounidense y sacó un beneficio cercano a los mil millones de dólares (943 millones de euros) con su fondo Scion Capital. Pero su historia empezó curiosamente en un hospital y, visto lo visto, el mundo perdió un neurólogo del montón y ganó un gestor de primer nivel.

    Michael Burry

    Fotograma de la película La gran apuesta.

    Michael Burry, residente de Neurología con asperger, lanzó su propio fondo de cobertura

    Esta mente prodigiosa, que retrató Michael Lewis en su libro La gran apuesta, luego llevada al cine con el mismo título, se decantó por la medicina, no tanto porque se sintiese atraído por esta dura profesión, sino porque consideraba que esta carrera era más fácil que otras. Excéntrico, raro, eligió la especialidad de Neurología y pronto dejó de pasar desapercibido.

    Imagen de Michael Burry.

    Como residente en el Hospital de Stanford, en California, se pasó dos noches seguidas con su ordenador en un ala aparte del hospital. En otra ocasión se desplomó literalmente durante una intervención quirúrgica y fue expulsado del quirófano. Los psiquiatras le diagnosticaron síndrome bipolar aunque con el tiempo supo que sufría una variante de autismo, el síndrome de Asperger. Para rematar, tiene un ojo de cristal dado que con dos años perdió el ojo natural por un tumor.

    Autodidacta

    Sin embargo, nada fue óbice para que Michael Burry recuperase uno de los hobbies de su juventud, los mercados de valores, y se lanzase a estudiarlos a fondo. Autodidacta convencido, sacaba tiempo entre las guardias para analizar las acciones y durante su estancia en el Saint Thomas Hospital de Nashville (Tennessee) abrió un hilo en un conocido foro de Internet de Silicon Valley. Lo actualizaba de madrugada en el hospital y rápidamente atrajo el interés de Wall Street. Fue el trampolín para dejar la residencia de Neurología al tercer año y embarcarse con sólo 29 años de edad en el lanzamiento de su propio fondo de cobertura (hedge fund) con el apoyo económico de inversores institucionales en 2000.

    Aparcada la carrera médica para siempre, Michael Burry, fan de la música heavy, se metió cuatro años después a escrutar y analizar los centenares de bonos ligados a hipotecas basura para darse cuenta de la hecatombe económica que provocaría el impago de estos préstamos. El final, tristemente, ya lo conocemos todos.

    Hemeroteca:

    De inhóspito sanitario a cumbre mundial