• El papel de la fisioterapia en la lucha contra el cáncer

     

    Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres tendrá cáncer en algún momento de su vida. Cada año se diagnostican en el mundo 14 millones de casos nuevos y la enfermedad provoca 8,2 millones de muertes. En concreto el número de casos nuevos diagnosticados en España en 2017, excluyendo el de piel, fue de 228.482, de los que 9.987, correspondieron a Castilla-La Mancha, según los datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

    El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha (Coficam) se suma a las muestras de preocupación en el Día Mundial Contra el Cáncer, consciente de que estas cifras, y su progresivo aumento, significan que es cuestión de tiempo que la enfermedad aparezca a lo largo de nuestras vidas, ya sea de forma personal o en nuestro entorno.

    Los efectos adversos de los tratamientos médicos que se ofrecen hoy en día para luchar contra el cáncer son muy numerosos, por lo que es conveniente introducir la fisioterapia como parte de un tratamiento integral del paciente oncológico. Terapias que puede aplicarse antes, durante y después del tratamiento, posibilitando una recuperación más temprana o como mejora de la calidad de vida en fases terminales de la enfermedad.

    En cualquier caso, y siempre tras diagnóstico multidisciplinar, dependerá del tipo de enfermedad oncológica, la aplicación de un tratamiento u otro. En el caso, por ejemplo, del cáncer de mama, numerosos estudios confirman la eficacia de la intervención de la fisioterapia tanto de forma preventiva, para evitar posibles complicaciones, o como tratamiento de cicatrices, fibrosis, linfedemas de extremidad superior, dolor… Una de las técnicas más utilizadas en estos casos es el drenaje linfático manual.

    Si hablamos de cáncer de pulmón, la fisioterapia cardiorespiratoria tiene como objetivos principales disminuir la disnea (ahogo o dificultad de respiración), el dolor, mejorar la calidad de vida del paciente y aumentar progresivamente la tolerancia al ejercicio.

    Tras los tratamientos oncológicos las enfermedades del sistema nervioso (neuropatías) son bastante comunes. Los tumores en la cabeza y cuello suelen provocar neuropatías, ya que la compresión de zonas cerebrales por el tumor provoca patologías neurológicas. La pérdida de la movilidad, pérdida de la función y la parálisis de distintos nervios son consecuencias muy frecuentes. En estos casos se suele realizar un protocolo de actuación temprana fisioterapéutica para recuperar la mayor movilidad y funcionalidad de las articulaciones y así ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente.

    En los casos de tumores en órganos sexuales y su extirpación, suele tener como consecuencia incontinencias urinarias, prolapsos, disfunciones sexuales, dolor…, por lo que en este caso el tratamiento recomendado será el de fisioterapia especializada en suelo pélvico tanto prevenir como disminuir y/o paliar estos síntomas.

    Por último indicar que durante los procesos oncológicos pueden aparecer numerosos tipos de dolores ya sea debido a la propia enfermedad como a los efectos secundarios o por amputación de miembros… etc. Dependiendo del origen del dolor, la fisioterapia puede modular los mecanismos del dolor.

    Coficam recuerda que en cualquier caso será necesaria una valoración y evaluación fisioterápica para un correcto y completo plan de tratamiento por un equipo interdisciplinar, ya que hablamos de terapias compatibles con la mayoría de los tratamientos médicos convencionales para los enfermos de cáncer.