• “En las residencias hay que sacar la sexualidad de los armarios”

    Imagen de archivo de un vídeo de Villar.

    ¿Se deja de amar o de sentir con la edad? ¿Hay intimidad en las residencias de mayores? ¿A quién preocupa la sexualidad a edades en las que la enfermedad gana terreno? El profesor de la Universidad de Barcelona Feliciano Villar ha sentado cátedra en la Facultad de Enfermería de Albacete, en una charla en la que no ha dudado en afirmar que “en las residencias de mayores hay que sacar la sexualidad de los armarios”.

    Las áreas de Psicología y Geriatría de la Facultad de Enfermería de Albacete han sido las responsables de la charla “Sexualidad en personas mayores que viven en residencias”, impartida por Feliciano Villar, profesor de la Universidad de Barcelona. El tema ha suscitado el interés de medio centenar de personas, entre alumnos, trabajadores de residencias y mayores.

    Ponente y asistentes han puesto de manifiesto que la sexualidad, sobre todo en la mal llamada tercera edad, es un tema poco conocido, poco investigado, casi ausente en los planes de formación de pregrado, postgrado y continuada. De ahí, que se haya puesto sobre la mesa la necesidad imperiosa de incorporar la sexualidad desde un enfoque bioético, centrado en la persona y sus derechos, que hay que normalizar desde la educación sexual y el cambio en las actitudes de las personas.

    Como síntesis de esta actividad, se ha puesto en evidencia que las personas mayores están interesadas por su sexualidad, incluso muchas de las que viven en residencias. Asimismo, se ha coincidido en que la sexualidad hay que enfocarla como un derecho de la persona que hay que respetar, ya sea para ejercerlo o no.

    La conferencia de Villar también ha subrayado una situación complicada. Y es que en el contexto de las residencias de mayores hay numerosas barreras que impiden la libertad de expresión de la propia sexualidad: desde el modelo de cuidados imperante, muy médico; el propio diseño físico, arquitectónico y organizativo; las actitudes de residentes y profesionales y la ausencia o escasez de privacidad y respeto a la intimidad. Situaciones especialmente limitantes son las personas con demencia, casi la mitad de residentes y la diversidad sexual.