• Enfermedad de Hashimoto

    El Autor

    José Joaquín Alfaro Martínez

    Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete

    Hakaru Hashimoto nació el 5 de mayo de 1881 en la localidad de Midai, prefectura de Mie, en Japón. Era el tercer hijo de una familia que había practicado la medicina durante generaciones. Tras su paso por la enseñanza secundaria inició los estudios universitarios de Medicina en 1903 en la Universidad Imperial de Kyushu, en la ciudad de Fukuoka, graduándose como médico en 1907.

    Tras su graduación estuvo formándose como cirujano durante cuatro años, y durante este período “de residencia” Hakaru Hashimoto estudió el tejido tiroideo de cuatro mujeres de mediana edad a las que se les había realizado una tiroidectomía subtotal por bocio, descubriendo una anatomía patológica no descrita previamente caracterizada por infiltración linfocitaria del parénquima tiroideo. En 1912, cuando tenía treinta años, publicó su hallazgo en una revista alemana, titulándolo Zur Kenntniss der lymphomatösen Veränderung der Schilddrüse (struma lymphomatosa), que podemos traducir como “Acerca de las alteraciones linfomatosas del tiroides (bocio linfomatoso)”.

    Tras esta publicación Hashimoto marchó a Alemania, país considerando en esos años como referencia mundial en investigación médica, para seguir formándose en Patología bajo la dirección del profesor Kaufman. Sin embargo, el estallido de la I Guerra Mundial frustró sus planes y le obligó a regresar a Japón.

    Su trabajo sobre el bocio linfomatoso pasó desapercibido para muchos de sus contemporáneos

    Hakaru Hashimoto inicialmente continuó su formación en Fukuoka tras su estancia en Alemania, pero pronto regresó a su ciudad natal para ejercer la Medicina, pues su familia atravesaba dificultades económicas. Así, en abril de 1916 con 35 años empezó su práctica médica, que incluía tanto el trabajo en el hospital con pacientes médicos y quirúrgicos como las visitas a domicilio, para las que se desplazaba en el rickshaw del hospital.

    El 9 de enero de 1934 falleció a la edad de 52 años de fiebre tifoidea

    El hecho de haber estudiado en una Universidad Imperial y haber completado su formación en el extranjero le confirió desde el principio a Hashimoto un gran prestigio en la región, el cual se vio acrecentado por la dedicación con la que atendía a sus pacientes, sin importarle el estatus social de los mismos. De forma inesperada, el 9 de enero de 1934 falleció a la edad de 52 años de fiebre tifoidea, al parecer contagiada en una de sus visitas domiciliarias.

    Hakaru Hashimoto no vio reconocido su descubrimiento de la que hoy sabemos que es la causa más frecuente de hipotiroidismo hasta poco antes de su muerte, ya que su trabajo sobre el bocio linfomatoso pasó desapercibido para muchos de sus contemporáneos, probablemente porque tras la derrota alemana en la I Guerra Mundial otros países, como Inglaterra o EE UU, empezaron a liderar la investigación médica y a partir de ese momento fue el inglés, y no el alemán, la lingua franca de la ciencia médica.

    No fue hasta 1931 cuando Allen Graham, que ejercía como cirujano en Cleveland (EEUU), describió casos de bocio linfomatoso reconociendo en ellos el hallazgo de Hashimoto, y a finales de esa década la enfermedad de Hashimoto, entendida como bocio con infiltración linfocitaria, ya era admitida como una entidad en sí misma, aunque se consideraba rara al ignorar su relación con el hipotiroidismo primario con atrofia tiroidea.

    Hubo que esperar a mediados de los 50 para descubrir que la infiltración linfocitaria del tiroides descrita por Hashimoto es una enfermedad autoinmune (de hecho fue la primera enfermedad en la que se describió autoinmunidad organo-específica) y la causa más frecuente de hipotiroidismo. Desde entonces la elevada prevalencia de esta entidad hace que prácticamente a diario en las consultas de Endocrinología pronunciemos el nombre de este japonés que realizó una importante contribución a la Medicina mientras era residente de Cirugía General.