• Enfermera escolar: la ocasión que se presenta

    Artículo de opinión del enfermero Francisco Cebrián sobre la figura de la “enfermera escolar”, una inversión, de ahorro demostrado, que en el contexto del coronavirus cobra más fuerza, si cabe, para que esté presente en todos los centros educativos.

    El Autor

    Francisco Cebrián Picazo

    Enfermero en la Unidad de Cuidados Especiales del Hospital de Hellín

    Para los griegos antiguos, amos de la sabiduría humana, la diosa Ocasión era representada como una mujer con una cabellera que le cubre el rostro pero que aparece rapada por detrás. De ahí el dicho popular “la ocasión la pintan calva”. Porque una vez que la ocasión pasaba, era imposible asirla.

    La Ocasión

    enfermera escolar Francisco Cebrián

    Prefiero usar la palabra ocasión porque su otro sinónimo, oportunidad, cae en el ámbito del vocablo oportunismo. Y nada tiene que ver una ocasión con el oportunismo. En el ámbito de la gestión sanitaria es preciso detectar y aprovechar las ocasiones y es preciso prevenirse de aquellas iniciativas que no son oportunidades sino mero oportunismo.

    En la encrucijada

    Los profesionales que nos dedicamos al cuidado de la salud asistimos con tristeza en muchas ocasiones a la confusión que se establece entre una demanda de calidad de servicio y una reivindicación puramente laboral. Estamos constantemente en esa encrucijada. Y ello a pesar de que la evidencia abarrote los despachos donde se toman las decisiones en materia sanitaria.

    Número de enfermeras y mortalidad

    Así, por ejemplo, es una evidencia el bajo número de enfermeras por cada 1.000 habitantes que emplea nuestro sistema en comparación con estándares europeos y así mismo es una evidencia la relación que la literatura científica ha establecido entre el número de enfermeras y su formación y la mortalidad de los pacientes asistidos, porque en definitiva las enfermeras monitorizan y detectan precozmente alteraciones en la salud/enfermedad de los pacientes atendidos.

    La dificultad de hacer ver una demanda en recursos de salud como una ocasión, una oportunidad de aumentar la eficiencia del sistema, es un achaque con el que hemos de lidiar las enfermeras habitualmente, porque el cuidado es intangible directamente en los cuadros de decisión. Pese a la evidencia, sigue habiendo, en la práctica, cierta “resistencia al descubrimiento”, un concepto procedente de la Filosofía de la Ciencia y que no es sino una negación basada en no querer afrontar las consecuencias de asumir el descubrimiento. La táctica del avestruz, dicho de otra manera.

    La aportación de la enfermera escolar

    Hace un par de semanas, dos enfermeros de la UCLM, Antonio Hernández y Julián Rodríguez, publicaban un interesante artículo1 con el título: ¿Es necesaria una enfermera escolar en los tiempos de la COVID-19? Resulta curioso observar la defensa de dicha figura aun dejando a un lado la propia Covid19. Y es que en un estudio2 publicado por los citados autores en la International Journal of Environmental Research and Public Health se detalla que entre los docentes han presenciado en un 75,4% mareos y/o sincopes entre sus alumnos, un 61,2% ha observado traumatismos y/o heridas y un 52,2% ha tenido que hacer frente a episodios de hipoglucemias. Los tres eventos requieren de una intervención profesional e inmediata.

    Más allá de las tareas asistenciales

    La aportación de la enfermera escolar no se concreta únicamente en tareas asistenciales (atención a eventos como los señalados anteriormente), sino también en tareas terapéuticas, colaborando en la administración de tratamientos prescritos; de vigilancia y control de la patología crónica del alumnado (hasta un 15% de los niños en edad escolar tienen algún problema de salud3); educativa en autocuidado (alimentación, hábitos tóxicos, sexualidad, prevención de accidentes, etc.); asesorativas en materia de salud respecto a las familias y docentes y coordinadoras respecto del Equipo de Atención Primaria que corresponda.

    En nuestro país se han desarrollado varias iniciativas al respecto pudiendo clasificarse todas ellas en dos modelos: enfermeras de Salud Escolar integradas en las Consejerías de Educación y Enfermera de Salud Escolar integradas en los Equipos de Atención Primaria. Parece razonable apostar por este segundo modelo, pues la asistencia sanitaria en el ámbito escolar no es sino una derivada más de la salud comunitaria de un grupo etario: los individuos escolarizados.

    A este respecto, tanto las enfermeras especialistas en salud comunitaria como las enfermeras especialistas en enfermería pediátrica están en condiciones de poder asumir esta tarea y actuar como miembros integrados en los Equipos de Atención Primaria pero ubicadas en el especial lugar de trabajo del ámbito escolar.

    La formación de base de dichas especialistas puede completarse con el creciente corpus de conocimientos que las asociaciones científicas centradas en la enfermera escolar están creando de manera sostenida.

    Entra en escena la COVID-19

    Ahora llegó la Covid-19, otra vez, y muchas miradas se vuelven hacia la figura de la enfermera escolar, como si nos hubiéramos caído del caballo como San Pablo.

    La demanda de la enfermera escolar lleva presente desde hace tiempo y de hecho ya está implantada en otros lugares de nuestra geografía española como hemos apuntado anteriormente, si bien es cierto que en algunos de ellos bajo paradigmas que no creo que sean los más acertados (la dependencia de Educación).

    La Covid19 es otra ocasión para ser conscientes de la aportación que una enfermera puede realizar en el ecosistema escolar. Y, en palabras de Séneca, no es que nos falte valor para emprender ciertas cosas porque son difíciles, sino que éstas nos parecen difíciles porque nos falta valor para emprenderlas. Necesitamos dirigentes políticos valientes porque los cambios fundamentales no vienen de la tecnología sino de la política.

    Coste-beneficio. ¿Vale la pena invertir en enfermeras escolares?

    A estas alturas del artículo el avezado lector habrá llegado a la misma pregunta que quien suscribe estas líneas: ¿Es rentable la introducción de este profesional de la salud?

    Machado hubiera respondido rápidamente a esta pregunta con su “todo necio confunde valor y precio”, pero las cosas han cambiado mucho desde Machado… o quizás no han cambiado tanto.

    Bien, perdóneme el lector que recurra con frecuencia a frases y dichos de la sabiduría (la facultad de actuar con acierto es una de sus acepciones), pero bien es cierto que la toma de decisiones es un ámbito muy complejo en el que pesan variables de todo tipo, también los valores y las creencias. W. James, filósofo y psicólogo estadounidense decía que cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, eso ya es una elección. La política, la real, no el escarceo partidista, suele ser renuente al cambio de estructuras y visiones; tiende al conservadurismo burocrático y a la no alteración de los equilibrios. Ante la duda elige no actuar.

    Valentía para acometer cambios

    Sin embargo, gestionar recursos públicos exige la valentía de acometer cambios, máxime cuando estos están refrendados por la evidencia. Al respecto de este último epígrafe conviene poner encima de la mesa la existencia de evidencia de coste-efectividad en la introducción de la figura de la enfermera escolar. La prestigiosa revista JAMA, la misma en la que se publican con gran pompa avances relativos a la lucha contra el coronavirus, publicó ya en año 20144 un estudio sobre el beneficio económico de la introducción de la figura de la enfermera escolar.

    Lo más sensato, a la luz de todo lo expuesto, a la luz de lo que se nos avecina y a la luz de la Ocasión, sería plantearse seriamente la introducción de dicha figura profesional, de forma programada, progresiva y coordinada.

    1 https://theconversation.com/es-necesaria-una-enfermera-escolar-en-tiempos-de-covid-19-144589?utm_medium=ampwhatsapp&utm_source=whatsapp

    2 https://www.mdpi.com/1660-4601/15/11/2367

    3 https://pediatrics.aappublications.org/content/86/4/636

    4 https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24840710/

    Un comentario

    1. Y la realidad es que es un coste mínimo, en comparación con los que tienen que asumir los colegios. Para que la ocasión del Coronovirus lo ha puesto más de relieve, pero sin la pandemia de por medio, ojalá hubiera sido así, la presencia de personal sanitario en los centros educativos está más que justificada por múltiples motivos. Hay que seguir evolucionando en la calidad y profesionalidad en el entorno educativo.

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