El Consejo General de Enfermería denuncia que la carga asistencial que sufren las enfermeras en su día a día es insostenible desde hace años. Más del 95% de los profesionales considera que tiene un volumen de trabajo alto o excesivo y un 88,3% reconoce que esa presión les ha afectado psicológicamente.
Así se desprende de las cifras extraídas de una macroencuesta realizada por la institución que representa a las más de 345.000 enfermeras españolas entre casi 10.000. Los resultados, tal y como apuntan desde el CGE, son «peores que hace dos años».
Se trata del ‘Estudio sobre el impacto de la presión asistencial en la profesión enfermera‘, que busca conocer cuál es la situación de las enfermeras en la actualidad y comprobar cómo ha variado con respecto a 2022, año en el que se realizó por primera vez para conocer los estragos de la pandemia en la profesión.
Los resultados obtenidos con esta encuesta van de la mano con las cifras que se presentaron hace tan solo dos semanas y que evidenciaban la falta de 123.000 profesionales para lograr llegar a las ratios europeas y poder así atender de forma óptima a los pacientes.
Peor que antes del COVID-19
De hecho, el 56,1% de las enfermeras encuestadas considera que su situación laboral actual ha empeorado con respecto a la que tenía antes del COVID-19.
En cuanto al volumen de trabajo, las enfermeras lo puntúan con un 8,62 sobre 10, y aunque la percepción de exceso de trabajo es transversal a todos los ámbitos, el área sociosanitaria (8,91) y hospitalización (8,81) tienen las puntuaciones más altas.
Salud Mental
Las consecuencias emocionales y en la salud mental de las enfermeras es uno de los puntos clave que desde el CGE piden abordar tras presentar los resultados de la encuesta. Y es que, casi 9 de cada 10 enfermeras (88,3%) reconoce que la carga de trabajo les afecta psicológicamente. El 86,1% de las enfermeras ha sufrido episodios de estrés, el 66,6% de ansiedad, el 60% de insomnio y el 27,2% declara haber llegado a sufrir depresión.
Bajas laborales
El informe también puntualiza que el 23% de las enfermeras se han visto obligadas a pedir la baja por algún problema derivado de la carga emocional que genera la presión asistencial, lo que supone un incremento enorme con respecto a 2022, que el dato era del 16,5%.
Al hilo de todo lo anterior, el 63,1% de las consultadas declara que ha necesitado ayuda profesional a nivel psicológico. De ellas, sólo el 37,8% ha tenido acceso a esa ayuda. Y esto deriva en que 6 de cada 10 profesionales encuestadas declara que ha pensado en algún momento dejar la profesión. Un dato significativamente superior al recogido en 2022, donde era el 46,5%.
En este sentido, la encuesta puntualiza que la situación laboral y la falta de reconocimiento de la profesión lleva incluso a la reconsideración de la vocación.
Y encima con contrataciones congeladas en el SESCAM y sindicatos calladitos no vayan a perder las subvenciones