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Una UCI necesita respiradores -aunque en la primera ola no los hubo-, pero también personal especializado, como enfermeras, que, para la segunda embestida, también faltan. Así lo pone de manifiesto el Consejo General de Colegios de Enfermería, quien advierte de que, en el escenario más benévolo, España necesitará más de 5.000 enfermeras para cuidados intensivos.
La mayor escasez de camas de UCI de todo el país se da en La Rioja, con 6,34 camas por cada 100.000 habitantes; Ceuta y Melilla, con 7,58 y, tras un salto cuantitativo, otras como Cantabria (10), País Vasco (10,05) o Castilla-La Mancha (10,07). Asimismo, los datos más preocupantes en cuanto a ocupación de las UCI por pacientes COVID se registran en La Rioja, Castilla y León, Aragón o Cataluña. No obstante, Castilla-La Mancha, con más del 34% de ocupación, supera la media nacional.
Las UCI españolas necesitarían 5.000 enfermeras más en el mejor de los escenarios
Además de camas disponibles en UCI y tecnología, este servicio hospitalario con pacientes en una situación de salud comprometida -por el COVID-19 o por cualquier otro motivo- requiere de profesionales sanitarios suficientes para atender a esas personas.
Al déficit estructural de enfermeras en España, muy alejados de la media europea, se añaden las carencias específicas en los servicios de Cuidados Intensivos. Un estudio llevado a cabo por el Consejo General de Enfermería revela que, en un escenario pesimista de evolución de la pandemia, España requeriría de cerca de 14.000 enfermeras (13.426) más en las UCI para poder dar respuesta a una posible ocupación total de las camas disponibles.
La investigación también refleja que en un panorama intermedio -con un 60 por ciento de ocupación de las camas UCI- se requerirían entre 7.600 y 9.166 enfermeras para poder atender a los pacientes. Si la pandemia evolucionara mejor de lo previsto, con una ocupación de camas de un 30%, se necesitarían entre 4.500 y 6.000 enfermeras, según refleja el estudio.
