• Enfermería ‘experimenta’ con la muerte

    ¿Y si supiera que va a morir en cuestión de minutos? ¿A quién llamaría para tranquilizarlo ante su inminente muerte? ¿Cómo le gustaría morir? ¿Está preparado? Cada año, un profesor de la Facultad de Enfermería de Albacete, el psicólogo Rigoberto López, pone a sus alumnos en esta tesitura, la de enfrentarse con la inevitable muerte.

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    ¿Cómo le gustaría morir?

    Esta aproximación a la muerte lleva un proceso previo de reflexión. Y es que no se trata sólo de preparar a los estudiantes de Enfermería para asumir que su vida tendrá un final sino de que se familiaricen con la que será su compañera inseparable allá donde trabajen.

    El reto es afrontar la muerte con naturalidad, con los deberes hechos, sin angustia, en paz. Así, las futuras enfermeras reflexionan sobre experiencias cercanas a la muerte o sobre la pérdida de algún ser querido. Pero también se plantean cómo les gustaría morir.

    ¿Cómo sería mi muerte a la carta? Ante esta pregunta la mayoría de los estudiantes lo tiene claro. La muerte ‘ideal’ tendría lugar en la vejez, siendo un anciano ágil y enérgico al que le llega su final en casa, rodeado de sus seres queridos, sin sufrimiento, pero consciente del último suspiro. Todos donarían sus órganos y gran parte optaría por la incineración. Y prácticamente nadie quiere acabar sus días en un hospital o en una residencia de ancianos.

    Dentro de cinco minutos, morirá

    Si la muerte llegara de repente, pero con un margen de 5 minutos, la mayoría llamaría a su madre, pero con la intención de tranquilizarla. Y es que si algo se ve en esta práctica es la preocupación del que va a morir por no causar dolor a sus seres queridos.

    De hecho, la práctica va más allá de la hipótesis. Los estudiantes acaban tumbados en colchonetas, tapados y cómodos, con los ojos cerrados y la luz tenue, para ‘aproximarse’ a la muerte. El profesor les pide que aceleren la respiración para reducir la entrada de oxígeno. Con un tono de voz profundo y monótono, los lleva hasta el accidente que acabará con su vida.

    Una necesaria reflexión

    Los alumnos reflexionan sobre lo que han hecho hasta ahora y lo que les queda pendiente. Sobre esa mochila que se llena con cada momento, desde el primer beso hasta el nacimiento de un hijo o la muerte de una madre. Así, esta práctica es una oportunidad para reconciliarse con la muerte, esa que, aunque siempre está presente, aún es un tabú. Pero esta aproximación también permite frenar el ritmo frenético de la rutina y reflexionar sobre la importancia de aprovechar cada momento; de vivir con la conciencia tranquila; no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy; relativizar los problemas cotidianos. En definitiva, vivir antes de morir.

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