• Enfermería recibe a la dama de negro

    Quieren morir de viejos, pero sanos y lúcidos. Además, que el final llegue sin dolor, en casa y con tiempo para despedirse de los suyos. Alumnos de Medicina y Enfermería han recibido a la dama de negro para afrontar un proceso que se puede retrasar o adelantar, pero nunca evitar, la muerte.

    Y es que la aproximación a la muerte ha sido objeto de una actividad formativa en la Facultad de Enfermería de Albacete. Con el objetivo de naturalizar el proceso de vida y muerte y acercarnos a esta última como una aliada en la formación de los alumnos de grado, en la asignatura Psicología de la Salud se incluye un módulo teórico-práctico para conocer y debatir sobre aspecto bioéticos de los cuidados terminales (derechos y límites de la actuación profesional). También se abordan las habilidades básicas que los profesionales deben manejar en los cuidados de los pacientes y sus familiares.

    Pero para ayudar eficazmente, deben conocerse a sí mismos. Y para ello se realiza un taller vivencial en el que se enfrentan a las propias pérdidas, duelos y temores. Esta última actividad también la han protagonizado alumnos de la Facultad de Medicina y residentes en el contexto de unas jornadas sobre la muerte, la dama de negro. Este taller ha sido dirigido por los que suscriben, Memes, enfermera de paliativos, y Terto, profesor de Psicología de la Salud. Los comentarios siguientes son reflexiones conjuntas de la actividad formativa con los participantes de Enfermería y Medicina. Algunas paradojas surgidas invitan a la reflexión.

    Entre otras tareas habían de fantasear con su muerte a la carta. Mayoritariamente han elegido morir de viejos, “sanos y lúcidos”. Esta fantasía no parece gozar de mucha evidencia, dado que si bien es la vejez la época donde más muertes se producen, el deterioro físico y en muchos casos mental, se encuentran muy asociados con la muerte.

    La mayoría no quiere morir en el ámbito hospitalario

    Resulta curioso que solo un pequeño porcentaje de participantes, aun siendo de ciencias de la salud, ¡o tal vez por ello!, eligen el ámbito hospitalario para morir, siendo el hogar familiar el más elegido. A muy pocos se les escapa asegurar el control de síntomas entre sus últimas voluntades (cuidados paliativos), uno de los temores más frecuentes, y un grupo significativo desearía terminar su vida en caso de gran dependencia o de deterioro cognitivo importante (suicidio, suicidio asistido, eutanasia).

    El momento de la muerte se atraviesa sin consciencia para más de la mitad, durmiendo, aunque bastantes quieren enterarse de su llegada. Ante la propuesta de que quedan los 5 últimos minutos de vida, es la despedida de personas queridas lo más deseado, y también se aprovechan para agradecer y pedir perdón. La mayoría muestra una conducta prosocial, donantes de órganos e incluso del cuerpo para la ciencia. Y la cremación la opción más elegida. Casi a la par se sitúan los creyentes de una u otra forma de vida después de la muerte, y los que han tenido bastante hasta aquí.

    Entre las conclusiones de esta actividad resaltamos la demanda de formación referente al manejo de la relación de los profesionales que atienden a pacientes agónicos y familias. Existe una clara relación entre creencias, experiencias previas y grado de formación. Es muy llamativa la estrategia de evitación, “no te rayes con esto, ya llegará”, que los estudiantes en prácticas parecen recibir de los profesionales en su prácticas clínicas. Tan importante como el dominio técnico es el manejo de la relación humana con el enfermo y su familia. Y con esta motivación podremos mirar a los ojos de la dama de negro como aliada.

    “Confrontando la muerte me preocupa un hecho, las cosas que todavía me gustaría hacer y no podré, y también los lazos afectivos que siguen vivos, y que cuando mueran desaparecerán. Pero la muerte en sí misma es una curiosidad, una experiencia… cuando la muerte es, yo ya no existo”. Federico Navarro

    El Autor

    Rigoberto López Honrubia

    Profesor de Psicología de la Salud en la Facultad de Enfermería y autor de este reportaje