• Un enfermero en tu boda

    Cuando dos profesiones dispares son vocaciones irrenunciables

    Terminada su semana en el hospital, el enfermero Diego Díaz cuelga la bata para ponerse detrás del objetivo de su cámara en una boda. Dos vocaciones dispares e irrenunciables convergen restando tiempo al descanso. Graduado en Enfermería desde 2018, este albaceteño ya acumula nueve contratos, destinos distantes y una triple vida que compagina como puede. De lunes a viernes es enfermero y los fines de semana, fotógrafo de eventos. Y en breve retomará su tercera faceta, ascendiendo montañas a la carrera, ya que pertenece a la Selección Española de Trail.

    enfermero boda
    Fotografía: Alex imagen.

    Diego Díaz en sus múltiples facetas de fotógrafo, enfermero y deportista.


    ¿Qué puedes hacer cuando tienes dos e incluso tres vocaciones a las que no quieres renunciar? Compaginarlas. Es lo que ha hecho el enfermero Diego Díaz Ortega, que fue fotógrafo antes que sanitario, pero que no quiere renunciar a ninguna de las profesiones. De hecho, antes de tener el título, este joven ya fotografiaba las graduaciones de las facultades de Enfermería y Medicina de Albacete, así como inmortalizaba bodas y cenas de gala.

    Diego Díaz tiene que hacer encaje de bolillos para cuadrar los turnos de enfermero con el sinfín de bodas para las que lo contratan como fotógrafo, pero, de momento, puede con todo. De hecho, este año ha decidido cuadrar el círculo y sacar tiempo también para sus carreras verticales. Ha encontrado dos profesiones que le dan lo que más le gusta, el trato con la gente.

    Después de convertirse en el fotógrafo imprescindible de las graduaciones sanitarias, en 2018, Diego Díaz se graduó. Y encontró la fórmula para unir la montaña a su nueva profesión. Se fue a trabajar al Pirineo Aragonés, donde estuvo entre centros de salud y pistas de esquí hasta que llegó la pandemia. En 2020, tuvo que dejarlo todo para pasar, sin tregua, a la primera línea del COVID, a la que se enfrentó en Alcázar de San Juan.

    Vocaciones irrenunciables

    Desde el mes de mayo, está en el equipo de terapia intravenosa del Hospital General Universitario de Albacete, donde termina el contrato este 31 de agosto. Fotógrafo desde los 15 años, estudió Enfermería por no salir de casa, pero hoy no renunciaría ni a su vocación temprana ni a la tardía. Pasa las mañanas en el hospital, las tardes editando fotografías y los fines de semana se ha convertido en el enfermero de las bodas, el que está detrás del objetivo buscando esa imagen improvisada y natural por la que cada vez está más cotizado.

    Este sanitario tiene la suerte de que en Enfermería no hay paro y la agenda como fotógrafo de bodas se la pone él, ya que también cotiza como autónomo. Así, cuando acabe este último contrato en el Hospital General Universitario de Albacete se centrará en un mes de septiembre repleto de bodas, muchas de ellas de compañeros sanitarios, y en sus entrenamientos. En invierno, volverá a jugar con los horarios para ser el enfermero en el hospital y en la boda.

    Hemeroteca

    El médico que cambió el rifle por la cámara de fotos

    Comentar

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

    *