• Un enfermero manchego, leyenda del Dakar

    El enfermero Darío Rodríguez se convirtió el pasado año en un Dakar Legend, una identificación que se obtiene con diez dakares a tus espaldas

    El Autor

    Sonia Tortosa González

    Periodista

    Habla inglés, francés e italiano, puede conducir camiones y autobuses, tiene conocimientos en navegación y uso de GPS, y por encima de todo, es enfermero especialista en Urgencias y Emergencias. Actualmente, ejerce su labor en la UVI móvil de Ciudad Real pero siempre se reserva algo de su tiempo para formar parte de los equipos sanitarios de distintos eventos deportivos relacionados con el mundo de los rallys. De hecho, acaba de volver del Rally de Marruecos que tuvo lugar del 7 al 13 de octubre. La cita con Marruecos ha sido la última, pero le preceden muchas más, entre ellas, diez ediciones del Rally Dakar, dos ediciones del Silk Way Rally (Moscú-Pekín, Ruta de la Seda), Rally de Andalucía, así como otros pequeños rallys por todo el territorio español.

    enfermero Dakar

    “Mi vida laboral se ha desarrollado subido a una UVI móvil, y eso, claro, ha sido un valor añadido para llegar a ser sanitario en el Dakar, porque al final es lo que vas a ver allí, urgencias y emergencias”

    Sin complejos

    Una vez más, los profesionales sanitarios españoles, en concreto, la Enfermería española, destaca allá donde va. La formación es igual o superior a la de sus colegas europeos pero su capacidad de resolución, de saltarse el manual para adaptarse a las circunstancias, es única. El enfermero Darío Rodríguez insiste y recomienda dejar atrás “los miedos y los complejos porque los profesionales españoles pueden hacer el mismo trabajo e incluso mejor en algunos aspectos que un sanitario inglés, francés, o alemán. Es cierto que al principio llegas a sentir cierta minusvaloración, quizá por el hecho de ser español, ‘extranjero’ en una organización eminentemente francesa, pero los prejuicios caen en cuanto se ve nuestro buen hacer”.

    Y precisamente, buen hacer es lo que se requiere en este deporte de riesgo donde los accidentes están a la orden del día. Para ello, el equipo sanitario cuenta con hospitales de campaña con zona quirúrgica incluida, todoterrenos, helicópteros e incluso quads medicalizados dependiendo del rally, y un equipo sanitario compuesto por más de 65 profesionales entre médicos de diferentes especialidades, enfermeros, y fisioterapeutas.

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    Los rallys, heridos de muerte

    La pandemia lo ha cambiado todo en el mundo de los rallys, y como muchos otros sectores “ha estado herido de muerte”, cuenta Darío. Aunque no conozcamos este mundo, “hay mucha gente que vive de esto: preparadores de motos, de coches, mecánicos, publicaciones especializadas, marcas, etc., y lo han pasado mal”.

    El año pasado no se pudo celebrar el Rally de Marruecos por la pandemia, y este año ha sido un poco diferente a ediciones precedentes. Por un lado, por el coronavirus, y por otro, por los problemas políticos entre España y Marruecos. “Las fronteras vía barco están cerradas y ha sido muy difícil bajar todo el material europeo: buggies, motos, coches, etc. Hubo que hablar mucho con el gobierno de Marruecos, enseñarle el protocolo COVID para que dieran el visto bueno, -que, entre otros, se encargó de preparar el propio Darío Rodríguez-, entre otras gestiones”.

    Dieron su conformidad el 2 de septiembre “con lo cual nos quedó un mes para preparar un rally que en circunstancias normales necesita de 4 a 5 meses de preparación”. Al margen de su misión sanitaria, el enfermero se encargó de preparar la documentación, el material y de recepcionar a la gente para comprobar que habían pasado la aduana con su pasaporte COVID, o con su PCR hecha.

    Un sobresaliente para la organización

    Afortunadamente, el equipo organizador ha estado constituido por “los de siempre”, gente con experiencia que sabe resolver problemas, con el organizador, David Castera a la cabeza, que también es el patrón del Rally Dakar, entre otros encuentros deportivos. Se ha trabajado duro para volver a este tipo de competiciones, y para que el sector no se muera y eso ha sido reconocido por los participantes que califican de sobresaliente esta edición del Rally Marruecos. “Han faltado Carlos Sainz y Stéphane Peterhansel, explica Darío, pero han estado todos los demás. David Castera cogió el Rally de Marruecos cuando no estaba en sus mejores momentos, -es una prueba que se celebra desde 1982-, lo compró con el respaldo de otras empresas, y se ha hecho un excelente trabajo”.

    Marruecos es la antesala del Rally Dakar, cuenta el enfermero, pero si este no existiera sería el top de los rallys. Han participado 1.500 personas, con 50 nacionalidades representadas, con el reto de organización que eso supone. “Es un encuentro internacional sin precedentes, con un ambiente extraordinario”.

    Su sueño desde que era niño

    Participar en el Rally Dakar era el sueño de niño de Darío Rodríguez, y la pasión por el mundo de las carreras, “una tara con la que nació”, bromea. Fue más que complicado entrar al Dakar, aunque fue la llave maestra para que la gente se fijara en su trabajo. Con un curriculum cada vez más amplio, se postuló para formar parte del equipo sanitario durante muchos años en los que no obtuvo respuesta. Finalmente, en 2010 recibió la carta que confirmaba su incorporación en el siguiente Dakar, en 2011. De ahí su carrera no ha parado y son las empresas las que se dirigen a él para que colabore con ellos en el aspecto sanitario y en la organización.

    Además, convive con sus ídolos de infancia que recurren y cuentan con él para resolver problemas. Pero nuestro enfermero, nunca acomodado, lo tiene claro: “Siempre tienes que defender su trabajo, cumplir tu misión que está incluso por encima de tu salud. Si te impide dormir o comer en condiciones, no lo haces, pero cumples con tu labor, ése es el perfil Dakar”.

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    Dejó el equipo sanitario por las comunicaciones

    Llevaba ya algunos años en el equipo sanitario del Dakar cuando David Castera, que era entonces el director deportivo del Dakar, le propuso cambiar su misión en estos encuentros, y fue a parar a un nuevo equipo terrestre de telecomunicaciones para localizar en todo momento a los pilotos y mejorar su seguridad, equipo que ahora quedaba integrado además de un sanitario y guía para atender las posibles emergencias sanitarias y otras vicisitudes junto, al equipo de ingenieros franceses.

    Castera requería para este puesto una persona resolutiva, que hablara idiomas, que pudiera conducir un camión y unos cuantos requisitos más. Nadie reunía todas estas virtudes salvo un enfermero manchego, y no le quedó otra, dejó el equipo sanitario, que estaba subcontratado, y se fue al equipo matriz, A.S.O., donde estuvo 7 años.

    Prestigio y veteranía

    “Sin comunicaciones no hay seguridad. En mitad del desierto no las hay y hay que crearlas de la nada; lo hacemos con aviones con repetidores de radio incorporados, que ponemos a 6.000 metros dando vueltas en círculos, que provocan un cono de comunicación donde nos situamos nosotros con el walkie-talkie, digitalizamos la señal y mediante un satélite lo mandamos a París donde está uno de los centros de mando y también al puesto local situado vivac de cada etapa, generalmente cerca de una ciudad referencia del país. Ese centro de mando se puede comunicar con todos los medios disponibles y atender las emergencias”.

    Es decir, a parte de cargar con el botiquín permanentemente, Darío Rodríguez consiguió meterse de lleno en la organización, y tomar decisiones de responsabilidad que le han consolidado como uno de los profesionales más veteranos y de prestigio de la carrera.

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    Darío es Tango 2

    Tras ese periodo en Comunicaciones volvió al equipo sanitario puro y duro. Primero estuvo en un helicóptero, y ahora ejerce su labor en un ‘Tango’, un todoterreno medicalizado con dos médicos, o médico y enfermero. “Nos ponemos en puntos estratégicos de la carrera donde se prevé un peligro (un cruce de carretera, un cañón, un barranco…). Cuando la luz cae y los helicópteros no pueden volar, el Tango es cuando más trabaja. Es entonces más difícil, más pesado y más peligroso, pero es donde de verdad se nota el punto de calidad que ofrece esta herramienta. Ahora mi trabajo en el Rally es hacer de Tango, yo soy Tango 2. Cuando estamos allí casi todos perdemos el nombre, yo soy Tango 2, Mike es el nombre clave de los pilotos de helicópteros, etc.”.

    El último Dakar tuvo como compañero a un médico de Ciudad Real, Ricardo Valle, que “daba el perfil perfecto. Sabía que con él el éxito estaba asegurado. Espero que repita este año”.

    Un Dakar Legend

    Darío Rodríguez se convirtió el pasado año en un Dakar Legend, una identificación que se obtiene con diez dakares a tus espaldas. Es un hito, sin duda, “de hecho muchos de los campeones de hoy, por ejemplo San Sanderland, Matthias Walkner, Toby Price… no han llegado a diez”. Es increíble, sobre todo cuando vuelve la vista atrás y piensa en aquella carta y en aquella tarde en el Colegio de Enfermería donde dieron a conocer la noticia a los medios de comunicación locales, en 2010. “Todavía no me lo creía”. Y es que diez años en el Dakar es muy complicado, y quien acude al Dakar es consciente del peligro. No en vano, treinta participantes empezaron la prueba y no pudieron finalizarla desde los orígenes del rally, a las que se suman un buen número de personas fallecidas por otras causas como atropellos.

    20 años subido a una UVI móvil

    Nuestro enfermero lleva en la UVI móvil ciudadrealeña desde 2006, 15 años, anteriormente estuvo en la de Valdepeñas. “Mi vida laboral se ha desarrollado subido a una UVI móvil, y eso, claro, ha sido un valor añadido para llegar a ser sanitario en el Dakar, porque al final es lo que vas a ver allí, urgencias y emergencias”. Es un trabajo que le gusta, que le apasiona, y en el que se siente a gusto, y para colmo, tiene la suerte que sus compañeros “más que compañeros son amigos de verdad, y me ayudan en los cambios de guardia y se los voy devolviendo, esto, junto con mis vacaciones me permiten organizarme con los rallys”.

    Mil historias

    Son mil historias las que Darío Rodríguez tiene en su cartera a lo largo de estos años. Recuerda con especial emoción aquella etapa de 2014, en Argentina, en un pueblo que se llama Belén, donde se alcanzaron temperaturas de 47 grados. Muchas máquinas salieron ardiendo, la gente no podía continuar, y además se acabó el agua. Recuerda Darío que “llevaron los helicópteros a las gasolineras a comprar todo el agua y todo el líquido que había (coca cola, leche, zumos…), lo cargamos y lo llevábamos donde había gente en el suelo echándoles lo que teníamos para que no se deshidrataran. Aquel día murió una persona, un piloto belga, Eric Palante”.

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    Marca ‘España’

    Ese mismo día, ya de noche, con el camino lleno de ‘cadáveres’ mecánicos, se encontraron un camión ruso atascado. Aprovechando una cuesta abajo se empeñó en arrastrarlos con su furgoneta hasta que arrancaran a pesar de la oposición de su compañero que decía que era imposible, pero “o lo hacíamos nosotros o no lo hacía nadie. Empecé a acelerar y nada, en el último momento arrancó; se bajaron los rusos y me dieron un abrazo gritando ‘¡Viva España!”. Ni unos ni otros olvidarán jamás esta experiencia, y por supuesto, como afirma Darío Rodríguez, “trabajar así es hacer también marca España”. Este enfermero natural de Saceruela (Ciudad Real) se siente orgulloso de llevar la Enfermería española y, en especial, la manchega, por todo el mundo, y defenderla con dignidad ante colegas y pacientes de todo el planeta. Y bien que lo hace.

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