¿Esperamos nuevos golpes del coronavirus para reaccionar (estímulo-reacción) o nos adelantamos? Artículo del neumólogo Raúl Godoy
Nuestro mayor error: no conseguimos dejar atrás los viejos hábitos. Lo que para una persona de la calle puede no ser un problema, reaccionar ante los diferentes estímulos que van sucediendo a lo largo de su vida, e incluso puede ser una ventaja adaptativa, para un grupo, una sociedad, una comunidad, no es la forma ideal de actuar.
A pesar de los avisos que veníamos teniendo, a nadie se le ocurrió que “las autoridades competentes», encargadas de “organizar” las organizaciones, tenían que haberse intentado adelantar a los acontecimientos.
Todos hemos visto natural los comentarios de pasillo sin ver ninguna decisión, los primeros infectados, las primeras reacciones, el aumento en número, más reacciones, urgencias llenas y más reacciones, no hay EPIS, más reacciones…
Hemos visto cómo se tomaban unas decisiones que a las pocas horas se encontraban obsoletas, cómo, ante estímulos diferentes se tomaban decisiones contradictorias o divergentes, cómo se reaccionaba de un modo y otro a la vez o directamente se ocultaban bajo una manta para no recibir los estímulos o directamente los negaban ante la opinión pública para no tener ni que reaccionar, además de criticar las reacciones de los que sí intentaban luchar contra esos sucesos.
Mal que bien, posiblemente gracias al acierto-error, se ha organizado todo, se ha vencido a pesar de que lo que hemos dejado en el camino ha sido de una magnitud abismal. ¡Hemos vencido! O ¿todavía no?
Estamos más organizados, estamos más avisados, tenemos más miedo, pero ¿hemos cambiado nuestra forma de actuar?
¿Nos adelantamos a la siguiente ola o esperamos?
Yo creo que no, estamos esperando el siguiente estímulo, la siguiente ola, para empezar a actuar.
Nuestra única posibilidad es cambiar nuestros modos de trabajo, conseguir que nuestras “autoridades competentes”, en vez de por el “estímulo-reacción”, se empiecen a mover por el proceso: “planificación-acción-evaluación” de forma continuada.
¿Qué nos hace pensar que no se está haciendo así?
Lo primero de todo es que son los mismos de antes. Para planificar hay que contar con información. La información es escasa y de mala calidad, además se niega de forma continua la evidencia y se intentan ocultar los numerosos errores cometidos en el camino (muchos errores son comprensibles, seguir cometiéndolos por falta de autocrítica, no).
Planificar, cambiar
Para planificar, hay que cambiar de forma de pensar, contar con las personas que pueden aportar la información científica y tecnológica. A pesar del ofrecimiento que se ha recibido de distintas formaciones científicas, desde las sociedades neumológicas, no se ha contado con este grupo de importancia fundamental en el conocimiento de esta patología.
En muchos de los sitios ni se han iniciado las transformaciones encaminadas a una mejor atención y preparación de las unidades, cosa que se ha hecho notar desde diferentes ámbitos: No se han puesto en marcha las UCRI a cargo de neumología (Unidades de Cuidados Intermedios), no se ha invertido adecuadamente en personal humano ni en medios materiales, y no se han adaptado las formas de trabajo.
Información
No hay información de calidad, entonces no hay planificación. Si no estamos informados de los pasos, ¿cómo vamos a seguirlos? De la evaluación ya ni hablamos…
Seguiremos con “estímulo-reacción” como el perro de Pavlov.
La puerta está abierta
La SOCAMPAR (Sociedad Castellanomanchega de Patología Respiratoria) renueva su ofrecimiento por tercera vez en el último mes y medio y pone sus conocimientos a disposición de las autoridades.