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Giro inesperado en la investigación sobre la propagación mundial del coronavirus. Las muestras de virus detectadas a un pescadero argelino de las afueras de París, sin relación alguna con China y que estuvo hospitalizado a finales de diciembre de 2019, están provocando un formidable terremoto en el mundo de la investigación. De confirmarse este hallazgo, se trataría del primer caso detectado del COVID-19 en Europa y, sobre todo, se fecharía antes incluso de que China hubiese comunicado oficialmente sus primeros casos el pasado 31 de diciembre. Ante semejante escenario, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha apresurado a alentar a los países a que busquen el rastro del virus en casos de neumonía no especificados en la recta final del año pasado.
El hallazgo del virus en Francia echa por tierra todas las investigaciones
Este rocambolesco vuelco supone todo un desafío para los investigadores y puede echar por tierra muchas de las creencias asumidas en los últimos meses. Las muestras encontradas en Francia indicarían que el virus ya estaba fuera de China antes de la potencia mundial notificase sus casos a la OMS el último día de 2019 y que, además, no entró en Europa por Italia, como se había dado por sentado. Francia es el cuarto país del mundo con más fallecidos (25.204 personas) con casi 170.000 positivos detectados.
Este importante descubrimiento viene a presentar “una imagen completamente nueva de todo”, afirmaba hoy la portavoz de la OMS, Christian Lindmeier, en Ginebra. “Los hallazgos ayudan a comprender mejor la posible circulación del virus”, indicaba.
Desde que se tuvo conocimiento oficial de este nuevo coronavirus a finales de diciembre pasado y convertido ya en pandemia el pasado 11 de marzo, han fallecido más de 250.000 personas en todo el mundo, con casi 1’2 millones de casos detectados.
