• De la gripe al COVID: los virus y las ‘fake news’

    “Muere un niño de 5 años después de que sus padres le dieran dióxido de cloro (MMS) para curarle el coronavirus”

    El Autor

    Santiago Coronado

    Médico, egresado de la Facultad de Medicina de Albacete, mención especial en el certamen ‘CuenTFGéame’

    Los bulos cada vez están más presentes en nuestro día a día gracias a Internet, por lo que debemos estar en alerta para detectarlos y evitar su difusión. Las redes sociales y la pandemia por el coronavirus han propiciado una situación ideal para la proliferación de fake news, de las cuales todos somos susceptibles de ser víctimas y sufrir sus graves consecuencias.

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    Una fake news puede resultar mortal.

    Negacionistas y pseudoterapeutas

    “Muere un niño de 5 años después de que sus padres le dieran dióxido de cloro (MMS) para curarle el coronavirus”. Este es el titular de una noticia que, aunque parezca un caso aislado, cada vez es más frecuente. Probablemente en los últimos años hayáis leído otros titulares similares, y es que estamos viviendo un auge de fake news del que cualquiera de nosotros o de nuestro entorno puede ser víctima, con fatales consecuencias como en el caso anterior.

    Las fake news son un fenómeno del que todos hemos oído hablar en las noticias, frecuentemente asociado a la política, pero también está muy presente en el mundo de la sanidad, como hemos podido comprobar en el anterior ejemplo. La pandemia por la COVID-19 no ha hecho más que alimentar este tipo de noticias falsas, con el enorme riesgo que supone para nuestra salud, aunque no es la primera vez que ante la aparición de una enfermedad nueva o una epidemia proliferan los bulos, como ya ocurrió con la mal llamada gripe española en 1918, el ébola en 2014 o el zika en 2015.

    El miedo como motor

    ¿Y por qué?, pues el motivo es bien sencillo: se forma un caldo de cultivo ideal para negacionistas y pseudoterapeutas debido al desconocimiento científico, la incertidumbre, el gran impacto mediático y el miedo ligado a las crisis (tanto sanitarias como socioeconómicas) que provocan estas enfermedades. Las vacunas y las enfermedades infecciosas son el tema que más presencia tienen en los distintos bulos que circulan por Internet.

    ¿Quién no ha leído que las vacunas provocan autismo o que la lejía puede curar el coronavirus? Pese a que pueda parecer que son intrascendentes y que nadie preste atención a este tipo de noticias, la evidencia disponible nos indica lo contrario: los movimientos antivacunas están creciendo en los últimos años y estamos observando la reaparición de algunas enfermedades que eran residuales, como los brotes de sarampión de Nueva York en 2018 (el mayor brote en los últimos 30 años) o el de Barcelona en 2017.

    Internet y las redes sociales

    Asimismo, para entender el auge de los bulos en los últimos años es primordial conocer la importancia de Internet y las redes sociales.

    Actualmente cualquier persona, desde los más jóvenes hasta nuestros mayores, dispone de conexión a Internet, ya sea en casa o en un teléfono móvil. Su eleva disponibilidad, la sencillez para elaborar o compartir información de forma instantánea con cualquier parte del mundo sin necesidad de pasar ningún filtro y la posibilidad de interactuar con otros usuarios de la red son las principales características que explican la facilidad que tienen las fake news para difundirse y llegar a cualquier persona, como los protagonistas de nuestro caso.

    Reenvíalo, esto no es un bulo

    Aunque parezca que son casos aislados o que estamos protegidos ante los bulos, probablemente todos hemos recibido algún mensaje por Whatsapp que añade al final las coletillas “reenvíalo” y “esto no es bulo”, lo cual hace sospechar enormemente que sí es un bulo. Por tanto, es fundamental advertir a los ciudadanos del riesgo que suponen las fake news e invitarles a ser críticos con todo lo que vean o lean y comprobar su veracidad antes de compartirlo con otras personas.

    Vivimos en la era de la información, por lo que es fácil acceder a fuentes fiables, como pueden ser las autoridades e instituciones públicas, y a diarios o asociaciones encargadas de desmentir bulos (fact checking) tales como Newtral, Maldita o Salud Sin Bulos. Entre todos podemos ayudar a evitar que ocurran más casos similares al del niño con el que hemos comenzado este artículo.

    📌Este reportaje tiene la mención especial ‘Herso’ del certamen ‘CuenTFGéame

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