• Enfermería recomienda FFP2 en espacios cerrados

    La desescalada de esta tercera ola incluye el aumento del aforo en espacios cerrados, de ahí la importancia de saber qué mascarilla es la que más protege y por qué se habla tanto ahora del modelo FFP2. El Consejo General de Enfermería cree primordial que “se utilicen mascarillas autofiltrantes -conocidas como FFP2- en lugares cerrados, poco ventilados y concurridos“.

    FFP2

    Los colegios piden la bajada del IVA

    Con el descubrimiento de nuevas cepas y cuando ya nadie duda del contagio del COVID-19 a través de los aerosoles, se hace necesario incrementar las medidas de protección. Por ello, el Consejo General de Enfermería cree primordial que “la población y los profesionales utilicen mascarillas autofiltrantes -conocidas como FFP2- en aquellos lugares cerrados, poco ventilados y con aglomeración de gente”. Así lo asegura el presidente del Consejo, Florentino Pérez Raya.

    Como ya se solicitó cuando se aprobó la bajada del IVA de las mascarillas quirúrgicas, los colegios de Enfermería sostienen que es primordial que tanto la reducción impositiva como la fijación de un precio máximo de venta al público se extienda a todas las mascarillas, siempre que esté certificada su eficacia.

    Cabe recordar que la prolongación del uso de las mascarillas es uno de los errores más frecuentes que comete la población, muchas veces por la imposibilidad económica que tienen para adquirirlas, y esto genera un problema de salud pública, ya que ni están protegidos ni evitan la transmisión del virus a los demás. 

    Además, una vez comprobado científicamente el contagio por aerosoles es recomendable el uso de las mascarillas FFP2, y no las quirúrgicas, debido al contacto directo con otras personas en ambientes cerrados, masificados y con poca ventilación.

    Una familia de cuatro miembros puede gastar al año unos 1.500 euros en mascarillas

    Por este motivo, los colegios de Enfermería consideran que es primordial crear mecanismos que garanticen el acceso a estos productos en función a las necesidades de protección y circunstancias socioeconómicas particulares que pueda tener cada individuo. Según algunas estimaciones, una familia de cuatro miembros puede gastar al año unos 1.500 euros en mascarillas.

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