• Reencuentro con los flamencos en la Laguna de Pétrola

    La ruta circular de la Laguna de Pétrola, en un caluroso primero de junio albaceteño, nos permite admirar la elegancia de los flamencos como nunca. Ataviados con nuestros prismáticos y lamentando no tener un teleobjetivo, los andarines de Diario Sanitario disfrutamos de diez kilómetros viendo aves por doquier. Nos acompañan con su banda sonora y nos sobrevuelan mientras tratamos de caminar en silencio.

    🥾Andarines: Rigoberto López, Manuel Martínez (guía), Cesárea Arnedo, Juan Antonio González, Juan Javier Andrés y Dolores Carcelén.

    Cuesta creer que a media hora de Albacete, cogiendo la Autovía hacia Valencia y desviándonos en Horna, nos encontremos con las salinas y los flamencos. Pero también es difícil de entender que tal paraíso esté tan deteriorado. Las administraciones deberían ponerse de acuerdo para mejorar el cercado y las señalizaciones, así como para facilitar la visita a un observatorio de aves único. De hecho, si bien dar la vuelta a la laguna resulta sencillo, hay que ir con mil ojos para seguir los deteriorados carteles y no molestar a las aves.

    El calor y los mosquitos compensan. Antes de llegar a Pétrola, en Horna, ya se pueden ver los flamencos a un palmo de la carretera. Eso sí, cuando regresemos, que seguro que lo haremos, será con repelente de insectos. No nos faltaron ni la sombrilla ni las bebidas para refrescarnos, pero no caímos en que el agua, aunque salada, no repele a los mosquitos.

    En cualquiera de los casos, dar la vuelta a la Laguna de Pétrola es una ruta sencilla. Y es que hoy la aventura no está en encontrar el punto geodésico sino en admirar a las zancudas aves, de más de un metro de alto, con esas patas rosas extremadamente largas.

    Si el volcán de Cancarix hay que visitarlo en Primavera, la Laguna de Pétrola tiene que admirarse ahora, ya que, aunque habíamos estado en otras ocasiones, nunca con tanto movimiento de aves. Así, la primera parada la hacemos en un observatorio de madera donde nos resguardamos del sol mientras observamos a estas aves gregarias. Hay cientos, inseparables.

    Cerramos la tarde con una última mirada a los flamencos de la Laguna Pétrola, y con el mejor fin de fiesta, la tortilla de Isabel, la madre de Juan Antonio. De hecho, acabamos aquí porque es el pueblo de su padre. No podíamos despedirnos con mejor sabor de boca.

    📍Aquí puede consultar la ruta en Wikiloc

    📍Aquí puede ver el punto de partida

    ➡️ Tiene otras rutas en la sección ‘Senderismo’

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