• Fundación pública, la fórmula que necesita la investigación

    Segura, en el centro, con su equipo.

    Pedro Abizanda: “Hace veinte años que la sanidad albaceteña debería tener una fundación pública”. Y es que este sencillo paso, cuestión de papeleo, abriría las puertas a la investigación, a los ensayos clínicos y a contratos que ascenderían a la sanidad albaceteña de la tercera a la primera división, que es donde debería estar por la preparación de sus profesionales. Sin embargo, la burocracia del Sescam, donde todos los caminos llevan a Toledo ralentizando a las provincias, supone, en muchas ocasiones, un muro infranqueable para conseguir ensayos clínicos que redunden en beneficio de los pacientes.

    Así opinan el jefe de servicio de Neurología, el doctor Tomás Segura, y el de Geriatría, Pedro Abizanda, quienes lideran la actividad en ensayos clínicos en la sanidad pública albaceteña, donde hay más de cien proyectos en marcha. Les seguirían a la zaga en esta apuesta por la investigación Oftalmología, Cardiología y Oncología. No obstante, una fundación pública dependiente del hospital o, incluso, un instituto, multiplicarían la inversión en una provincia que cuenta con la Facultad de Medicina decana, con la única facultad de Farmacia de la región, con Enfermería y con un complejo hospitalario universitario que históricamente ha sido punta de lanza de la sanidad castellanomanchega.

    Abizanda, a la derecha, en Medicina.

    “La investigación marca la diferencia entre un buen hospital, que ya lo es por sus profesionales, y un hospital puntero. La burocracia del Sescam nos deja en tercera división, perdemos becas y ayudas”, advierte Abizanda al tiempo que da una solución muy sencilla, empezar por una fórmula rápida y eficaz, que Albacete recupere autonomía con una fundación pública.

    Se trata de una solución que el neurólogo Tomás Segura, con publicaciones en la prestigiosa revista médica The Lancet, lleva predicando desde hace más de una década, sin que los gobiernos del PSOE o del Partido Popular le hayan escuchado.

    Pero ¿por qué una fundación pública? Porque los servicios sanitarios albaceteños no perderían tiempo y dinero a la espera de la respuesta del Sescam. Así, Albacete albergaría más ensayos clínicos, la única fórmula que hay en la actualidad para que nuevos fármacos lleguen a los pacientes. El ensayo, a su vez, va acompañado de ingresos económicos para reinvertir en investigación, de beneficios para los pacientes y de prestigio que, como una bola de nieve, abre la puerta a nuevos ensayos.

    Con una fundación, la mitad del dinero obtenido en los ensayos clínicos no se diluiría en el Sescam sino que se reinvertiría. Además, llegarían profesionales con mejores currículum atraídos por la apuesta investigadora.

    “Los ensayos clínicos dan prestigio a tu servicio y a tu hospital, beneficiando a tus pacientes, pero perdemos muchas oportunidades por la burocracia. Una fundación pública sería la solución para avanzar”, insiste Segura, referente nacional y europeo en las investigaciones sobre accidentes cerebrovasculares.

    Pacientes privilegiados

    No hay que olvidar que un ensayo clínico se lleva a cabo sólo cuando hay argumentos para pensar que el tratamiento puede beneficiar al paciente. En los últimos 10 años, casi un millar de  pacientes con ictus del área sanitaria albaceteña se han beneficiado de terapias que aún no estaban disponibles en la mayoría de los centros hospitalarios, y de las ventajas de mayor rigor en el control de pruebas y visitas médicas que siempre son inherentes a un ensayo clínico monitorizado por la Agencia Europea del Medicamento o la FDA norteamericana.