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Un punto geodésico como pocos, una ruta de invierno con tiempo otoñal por el río Júcar y la mejor de las compañías para llegar al punto más alto de Galapagar en la apuesta semanal por el senderismo, siempre con el objetivo de vencer al sedentarismo.
Así, cuatro de los andarines de Diario Sanitario salimos de Albacete en coche, sin quitarnos la mascarilla, dirección a Madrid, por la Autovía. Antes de llegar a La Roda, nos desviamos en Montalvos, pasamos este municipio, uno de los más pequeños de la provincia, y avanzamos hacia Fuensanta. Antes de llegar a Fuensanta, a la derecha, cogemos el desvío de la CM-316. Dejamos el coche en El Carrasco. Aparcamos junto al río, antes de cruzar el puente.
A partir de ahí, nos ponemos las botas, cogemos las mochilas y recorremos algo más de 10 kilómetros, la mayoría en llano, a lo largo de un ruta sencilla apta para todos los públicos. Tenemos poco tiempo porque hemos salido a las 3 de tarde y el sol se pone pronto a finales de diciembre, pero Manuel, nuestra brújula, ha calculado, como siempre, al milímetro. En menos de tres horas, tras un breve respiro para probar el té de Terto, hemos terminado nuestra ruta circular. El aire puro y la humedad, junto con el movimiento, ayudan a los acatarrados.
Algo más de 10 kilómetros en menos de tres horas
Vamos con miedo a que el coronavirus pueda truncarnos los encuentros familiares, pero en el coche no prescindimos de la mascarilla y al aire libre, mientras caminamos, no bajamos la guardia. Y es que si bien hay que tener respeto a la sexta ola, como a las anteriores, no vamos a dejar de disfrutar del campo, el único respiro al que hemos sido fieles en tiempos de pandemia.
Por el poco tiempo disponible y la improvisación, no esperábamos mucho de esta ruta, pero una vez más, nos sorprende el paisaje en torno al río Júcar y nos deja sin habla el punto geodésico de Galapagar, el más alto que hemos visto hasta el momento, incluso más que el Molatón de Higueruela.
Sólo los cronistas oficiales de estas rutas, el psicólogo Ribogerto López y el dentista Manuel Martínez, se atreven a subir al punto geodésico, las andarinas, Cesi y la redactora, optan por mirar para otro lado para evitar el vértigo.
