• Seis olas y 17 sistemas sanitarios

    El Dr González Cabrera lamenta que, seis olas después, se cometan los mismos errores

    El Autor

    Antonio González Cabrera

    Médico de Familia

    No es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera. Es la sexta ola. Ya deberíamos saber (tiempo hemos tenido), qué hacer para evitar el colapso de nuestro sistema sanitario.

    González cabrera seis olas

    Confundir y desalentar

    O mejor dicho, de los 17 sistemas sanitarios. Unos se pasan y encierran a todos sus ciudadanos en casa, cuando no parece la solución. Otros no quieren saber de medidas, solo entienden de libertad de barra de bar, y hasta la obligatoriedad de llevar mascarilla les parece una imposición sociocomunista. Ambas posturas, junto a la ambigüedad de los otros quince planteamientos intermedios, solo sirven para confundir y desalentar a un ciudadano cansado.

    Solución: contratar personal en Atención Primaria

    Lo único que está meridianamente claro después de dos años, es que el sistema sanitario no puede colapsar, o dicho de otra forma, que debe haber una consulta o una cama hospitalaria para quien la necesite. Y en esa línea deberían ir las medidas que se adopten: contratar personal en Atención Primaria para garantizar esa consulta, disponer de más rastreadores para delimitar los contagios, realizar todos los cribados necesarios, obligar a vacunarse a quienes aún no lo han hecho, etc.

    Tras seis olas, un colapso es negligencia

    Lo que no puede permitirse el gobierno del Estado es que vuelvan a llenarse las plantas de los hospitales y las UCI de pacientes COVID-19 y la mejor medida que podría adoptar es obligar legislativamente a los sistemas sanitarios regionales a que eviten ese colapso adoptando las medidas necesarias en sus sistemas sanitarios. Fiar la solución a la responsabilidad individual y a las recomendaciones es asumir que no hemos aprendido nada en este tiempo, y eso es perdonable a un ciudadano, pero a los representantes públicos no, porque tras seis olas es negligencia.

    La clave es dotar a los sistemas sanitarios

    El gobierno del Estado debe garantizar que las CCAA cumplen con sus obligaciones para con los ciudadanos y les garantizan unos estándares mínimos en sus respectivos territorios. Si se hacen obligatorias las mascarillas o cierran el ocio, no debe entrar porque son competencias autonómicas. No hace falta que el gobierno fije que restricciones adoptar, sino que su misión es obligar a las CCAA a tener bien dotados los 17 sistemas sanitarios públicos, y creo que en dos años de pandemia, si no lo han hecho, es por falta de voluntad política de las CCAA, y por inacción del gobierno que es el garante de los derechos en todo el territorio del Estado.

    2 comentarios

    1. Hay imprevistos. ómicrom es un imprevisto. No es posible prever todo y menos aún pagar todo lo que seríamos capaces de prever.
      Apelar a la responsabilidad individual es necesario porque las normas no obran milagros y eso es lo que se les pide a los políticos, un milagro.
      Es una vergüenza pasar por algunos lugares públicos y ver a todo el mundo junto, sin mascarilla, con la única protección de un vaso de cerveza. Es indignante que ahora no podamos pasear por la calle o por un parque poco concurrido sin mascarilla.
      Un ben comité de expertos y la responsabilidad individual es lo único que nos puede salvar, somos adultos, no debemos estar siempre culpando a los políticos, debemos asumir nuestra responsabilidad para con nosotros mismos y para con el resto, cosa que no hacen los no vacunados ni los despreocupados por que ya se han vacunado.
      Feliz Navidad

    2. La clave es dotar a los sistemas sanitarios:

      ¿hasta dónde? ¿hasta el infiinito?

      Me aburre la gente que se comporta como niños caprichosos, siempre pidiendo mas, ¿con qué lo vamos a pagar, con mas impuestos, con mas paro, ¿o que lo paguen los alemanes y los nórdicos?

      Los sistemas sanitarios deben estar preparados, sobre todo para asumir la actividad normal y no tener listas de espera de dos años que abocan a la gente -a los que pueden- a la sanidad privada. Deben prever en cierta medida la actividad extraordinaria, pero no pueden gastar miles de millones en recursos ociosos por si pasa algo.
      Todos tenemos que poner de nuestra parte y, por ejemplo, no acudir a urgencias estando bien con la pretensión de que nos haga un test. Si uno tiene sospechas de haber tenido un contacto o lo sabe, pero está asintomático puede quedarse en su casa o salir con mascarilla y no quitársela bajo ningún concepto. Ni siquiera para alternar con los amigos. Claro, que es un sacrificio muy grande, es mejor reclamar medios infinitos.

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