• Gota, otra enfermedad que va en aumento

    Conocida como la enfermedad de reyes y papas, ya se describió en tiempos de los egipcios. Y aunque hoy se sabe que la gota está relacionada con la alimentación, sigue siendo una patología común. La sensación más frecuente es la de que el dedo gordo del pie arde.

    Una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) revela el desconocimiento que se tiene sobre el abordaje de la gota, la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente en varones adultos, cuya prevalencia va en aumento, situándose en el 3,3% en España.

    La gota es una consecuencia del exceso de ácido úrico

    La gota está producida por el depósito de cristales de urato monosódico en las articulaciones y en articulaciones y tejidos (tofos) a causa del exceso de ácido úrico durante largos periodos de tiempo. Al principio, puede ser asintomática pero también aparecer ataques agudos muy dolorosos y con gran componente inflamatorio que suelen ser en los dedos de los pies, pero que después pueden aparecer en otras articulaciones. A la larga, puede provocar daños articulares muy importantes, con disminución de la movilidad, provocando una pérdida importante de la calidad de vida. 

    Tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes se beneficia del adecuado tratamiento

    No se debe abusar de la cerveza, las carnes rojas, el marisco o las bebidas azucaradas, pero la Fundación Española de Reumatología recuerda que la gota se produce en más del 90% de los casos por un problema de eliminación del ácido úrico por el riñón, por lo que más que evitar el tomate o las carnes rojas, la clave estaría en la moderación, la dieta mediterránea y el ejercicio físico, ya que tanto la obesidad como la diabetes son desencadenantes.

    Es una enfermedad que, en la actualidad, tiene cura

    A pesar de que realmente es una enfermedad curable, “fácil de manejar en Atención Primaria, tan sólo un pequeño porcentaje de los pacientes se beneficia del adecuado tratamiento”, según el Dr. Carlos Bastida, responsable del Área de Patología Osteoarticular de la SEMG. Esto fue lo que llevó a la sociedad médica a realizar una encuesta sobre la gota en la que participaron en torno a 400 médicos procedentes de todas las comunidades autónomas. Sus resultados relevaron que sigue siendo “la gran desconocida”, desconocimiento que puede venir principalmente por la “infravaloración” que hace el colectivo médico de esta enfermedad, según el Dr. Bastida. 

    El doctor Bastida considera que es una enfermedad infravalorada

    La mitad de los médicos consultados por la SEMG cree que la gota se cura (50,1%), sin embargo, sólo el 18,9% cree que conseguirá eliminar los tofos con el tratamiento. Lo cierto es que “el depósito de estos cristales es reversible mediante el tratamiento adecuado para rebajar la uricemia”. 

    gota

    Los participantes en la encuesta creen que el diagnóstico de la gota es básicamente por la clínica y con la analítica y, aunque éstas pueden hacer sospechar la enfermedad, la gota “debe ser diagnosticada de forma definitiva por la demostración de esos cristales de urato monosódico”, según el Dr. Bastida.  

    Un gran porcentaje de los encuestados por la SEMG cree que es una patología secundaria y no la creen sistémica ni genética (22%). Del mismo modo, los resultados de la encuesta revelan que tampoco se valora en exceso el alto grado de comorbilidades de la gota (solo el 44% lo cree).  

    Pérdida de calidad de vida 

    En concreto, la gota se asocia con enfermedades con una gran influencia negativa sobre la salud, como hipertensión arterial, enfermedad renal crónica, obesidad, diabetes e hiperlipemia o síndrome metabólico. Así mismo, existen diversos estudios que asocian la gota a la enfermedad cardiovascular y mortalidad.  

    El objetivo final del tratamiento será la disolución de los cristales, disminuyendo la concentración de ácido úrico prolongándola en el tiempo, previniendo nuevos brotes y el daño estructural. “Es importante, la educación de los pacientes sobre su enfermedad, para evitar la pérdida de la adherencia al tratamiento”, según el experto. 

    No existen objetivos terapéuticos claros de los niveles de ácido úrico

    A pesar de ello “no existe en nuestra práctica médica unos objetivos claros terapéuticos de los niveles de ácido úrico, lo que conlleva que una gran mayoría de los pacientes gotosos continúen presentando ataques agudos y una disminución importante de su calidad de vida”, apunta el doctor. 

    El 70% de los casos los trata el médico de familia

    Otros de los datos que se desprenden de la encuesta es que la mayoría de los médicos de familia (70%) comienzan ellos el tratamiento y sólo derivan el 30% de los casos, sobre todo, a Reumatología (menos a Endocrinología y Medicina Interna). Más del 55% de los médicos encuestados afirma no mantener una relación habitual con los reumatólogos sobre sus pacientes gotosos (solo el 13,7%), aunque sí les gustaría tenerla.

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