• Herida por asta de toro, un reto sanitario

    El papel enfermero es fundamental ante una herida, la de asta de toro, diferente a cualquier traumatismo y con alto riesgo de infección

    El Autor

    Jana Manjarrez Vaquerizo

    Enfermera egresada de la Facultad de Toledo, finalista del certamen ‘Cuéntame tu TFG’

    Los festejos taurinos constituyen un riesgo de deterioro de la integridad física de las personas, por tratarse de espectáculos con toros bravos, armados con afiladas astas. Además, cabe destacar que las heridas por asta de toro presentan una serie de características que les hacen diferentes al resto de traumatismos: varios trayectos de lesión, grandes destrozos tisulares, presencia de cuerpos extraños, contaminación masiva por gérmenes y riesgo de transmisión de tétanos, entre otras.

    herida asta de toro
    Imagen de archivo de la enfermería de la Plaza de Toros de Albacete.

    El porcentaje de mortalidad es inferior al 1%

    Respecto a la localización más frecuente de lesiones por asta de toro, existen diversos estudios realizados entre los años 1978 y 2019 con resultados muy similares, e indican que las extremidades inferiores representan el mayor porcentaje de las lesiones (60%), seguidas de la zona perineal (10%), abdominal (10%), torácica (8%), las extremidades superiores (7%) y la zona de cabeza y cuello (5%). Aunque son espectáculos muy frecuentes, el porcentaje de mortalidad es inferior al 1%.

    El descenso de la mortalidad en lesionados por asta de toro se debe, en gran parte, a la mejora en las instalaciones sanitarias en festejos taurinos y a la mejora en la asistencia y el transporte sanitario. En España están en vigor varias disposiciones generales que regulan los festejos taurinos, siendo una de las principales el Real Decreto 1649/1997, de 31 de octubre, el cual regula las instalaciones sanitarias y los servicios médico-quirúrgicos en los diferentes tipos de festejos taurinos, prestando especial atención al mobiliario y material clínico necesario y al personal sanitario que deberá forma parte del equipo médico-quirúrgico, en función del tipo de espectáculo.

    Heridas contaminadas

    Ante una herida por asta de toro en un festejo taurino, el paciente debe ser trasladado a las dependencias de Enfermería. El manejo de estos pacientes incluye asegurar un adecuado control de la vía aérea, ventilatorio y hemodinámico. Por este motivo, la valoración inicial del paciente se realiza con el sistema ABCDE, junto con una adecuada exploración para comprobar los trayectos y lesiones que se han producido por considerarse heridas contaminadas por los agentes patógenos del cuerno y del ambiente.

    Fotografía: Pablo Puebla.

    Antibiótico y antitetánica

    Se deben extraer aquellos fragmentos de astillas del cuerno, piedras, tierra, etc. que se encuentren en la herida y realizar un lavado abundante de la herida con suero fisiológico y con una solución antiséptica, como la clorhexidina o la povidona yodada. También se debe realizar hemostasia, desbridar el tejido desvitalizado, realizar un Friedreich, refrescando los bordes y reconstruyendo la zona de la forma más anatómica y funcional. Además, es necesaria la administración de tratamiento antibiótico y la vacuna antitetánica.

    Las heridas por asta de toro son un foco de gran contaminación por gérmenes, lo que conlleva una serie de complicaciones y secuelas inmediatas y a medio-largo plazo. Entre las complicaciones inmediatas, la más frecuente es la desvitalización de la piel, seguida de abscesos cutáneos, fracturas de hueso, hemorragias y neumotórax, entre otras. Las complicaciones tardías más frecuentes son las hernias, las lesiones nerviosas, las gangrenas o las fístulas pancreáticas.

    El punto de vista del profesional de Enfermería

    Desde el punto de vista de enfermería, se puede tomar un rol activo en el cuidado del paciente herido por asta de toro, estableciendo diferentes diagnósticos y actividades de enfermería orientadas al manejo de este tipo de lesiones. Ejemplos de estas actividades son la monitorización de los signos vitales, el manejo del shock y de la parada cardiorrespiratoria, el manejo de la inmunización, la estabilización de la vía aérea, el cuidado de las heridas, la asistencia quirúrgica, o la administración de medicación y hemoderivados, entre otras.

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