La discriminación al trabajar en el Sescam y tener hijos con enfermedades graves
Estimado presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Le escribo como ciudadano que no puede dar por buena la situación discriminatoria que están padeciendo determinados trabajadores de la sanidad pública castellano-manchega (sí, esos que dieron la cara por toda la población hace bien poquito, en la pandemia), que tienen hijos con enfermedades graves.
En nuestra región, disponemos de una normativa clara para estos empleados (Plan Concilia II), que concede una reducción de jornada retribuida del 50 al 99% para el cuidado de estos menores gravemente enfermos, colectivo especialmente vulnerable, y con enfermedades que en muchos casos suponen un elevado grado de dependencia o discapacidad.
Derecho a reducción de jornada
El permiso en caso de tener hijos con enfermedades graves, dice lo siguiente: «La persona progenitora, adoptante, guardadora con fines de adopción o acogedora de carácter permanente, tendrá derecho a la reducción de la jornada de trabajo de, al menos, la mitad de la duración de aquella y hasta un máximo del noventa y nueve por ciento, para el cuidado, durante la hospitalización y tratamiento continuado, de la persona menor a su cargo afectada por cáncer (tumores malignos, melanomas y carcinomas) o por cualquier otra enfermedad grave que implique un ingreso hospitalario de larga duración y requiera la necesidad de su cuidado directo, continuo y permanente, acreditado por el informe del Servicio Público de Salud u órgano administrativo sanitario de la Comunidad Autónoma correspondiente».
También añade que este permiso se extenderá «como máximo, hasta que el menor o la menor cumpla los dieciocho años. Se considerará asimismo como ingreso hospitalario de larga duración la continuación del tratamiento médico o el cuidado de la persona menor en domicilio tras el diagnóstico y hospitalización por la enfermedad grave».
Discriminación
Ahora bien, este permiso se está aplicando de forma desigual a los empleados de los servicios públicos castellano-manchegos, lo cual supone una clara discriminación, siendo los afectados estos menores con enfermedades graves. Mientras a muchos de estos empleados se les concede el porcentaje, dentro de la horquilla que en derecho les corresponde, según la normativa, en algunas administraciones, el órgano gestor está concediendo el porcentaje que a unos señores o señoras de la administración les apetece conceder. Por citar dos ejemplos ilustrativos con varios casos, caben mencionar los Hospitales de Albacete y Villarrobledo.
Comisiones de valoración
El permiso es claro: se tiene derecho de un 50 a un 99% en el caso de que se cumplan las condiciones establecidas. Y por ello, estos trabajadores y trabajadoras, en base a sus circunstancias, son quienes deben decidir qué porcentaje necesitan para cuidar a sus hijos.
Sin embargo, desde las Gerencias de estos Hospitales, contrariamente a lo sucede en otros ámbitos de la administración regional, se constituyen unas “Comisiones de Valoración”, cuya existencia y composición no está recogida en normativa, así como tampoco los criterios en los que deben basarse para su valoración. Estas personas “interpretan” que pueden valorar cada caso, cuando el propio Plan Concilia II establece que la interpretación de la normativa corresponde a la Comisión Paritaria del acuerdo (que incluye representantes de las organizaciones sindicales), y no a los órganos gestores de la concesión de estos permisos.
Y, estas personas, que no conocen ni siquiera a estos menores, ni sus circunstancias, en base a criterios imaginativos y cambiantes no recogidos en normativa, determinan que no se les puede conceder el porcentaje solicitado, limitándolo en muchos casos, incluso, al mínimo legal, el 50%.
Le invito a reflexionar
Quiero recordarle, señor presidente, que este permiso emana del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Y que los empleados del sector privado, sujetos al Estatuto de los Trabajadores, no están padeciendo estas situaciones, sino que se les concede el porcentaje que solicitan. Le invito a reflexionar si esto es lo que el gobierno socialista de la región quiere para sus trabajadores públicos con hijos gravemente enfermos.
Trabajadores públicos a los que dicen defender, pero que, por circunstancias como estas, y como no puede ser de otra manera, se sienten absolutamente maltratados por su administración. Le invito a que actúe. Rápido. Porque ya es muy tarde. Le doy por informado de la discriminación que están sufriendo alguno de estos trabajadores, y del dolor que sufren por ello. A más de uno de los trabajadores de estos hospitales, su hijo o su hija se les ha ido ya, sin poder haberlos cuidado el tiempo que en derecho les correspondía.
Agradeciendo su atención, reciba un cordial saludo.
Alfonso García