• El médico que cambió el rifle por la cámara de fotos

    Hasta hace dos años, el Dr Ignacio Tárraga tenía dos pasiones, la Medicina y la caza. La vocación de galeno sigue intacta desde la infancia, pero las escopetas y los rifles descansan en el armero porque los ha cambiado por la cámara de fotos. Ha seguido al oso hasta Eslovenia y cuenta los días para ir a Rumanía, al Delta, en busca del chacal. Sin embargo, ahora ya no va a la caza sino a la captura de la mejor imagen.

    El Dr Ignacio Tárraga ha pasado de disparar a la perdiz a fotografiar osos y linces

    El internista Ignacio Tárraga se aficionó a la caza acompañando a su padre desde pequeño. Y es que en un pueblo como Fuenteálamo (Albacete) el ocio hace medio siglo estaba muy limitado para un joven. Así, la caza y las etapas del colegio en el pueblo, el instituto en Hellín, la carrera en Murcia y la residencia en Albacete corrieron en paralelo. Sus dos pasiones, la Medicina y la caza, eran compatibles.

    Ahora trabaja en la tercera planta del Hospital General Universitario de Albacete, pero a sus 51 años, ha pasado como internista por los hospitales de Almansa y Villarrobledo e incluso fue gerente de este último. Sin embargo, este cazador, de los de toda la vida, dejó de serlo hace dos años porque los caminos paralelos de sus dos pasiones se cruzaron. Cuando trabajaba en Almansa, un compañero, el cirujano Fernando Camuñas, le propuso acompañarlo a sus cacerías con su cámara. Ambos se acostumbraron a evadirse del estrés del día a día sanitario saliendo al campo, uno armado con la cámara y el otro con el rifle, hasta que hace dos años Ignacio Tárraga decidió que la adrenalina era mayor si inmortalizaba al animal en lugar de matarlo.

    Después de veinte años como presidente de la Asociación de Cazadores con Reclamo de Perdiz Macho de Castilla-La Mancha (Acareman), Ignacio Tárraga ha dimitido. Atrás quedan los años de la espera del jabalí, las monterías, los gamos, ciervos y muflones o las jornadas con su padre. Aunque siempre guardará con cariño los recuerdos de su etapa de cazador, duda que regrese a ella.

    De hecho, aunque no la practica, sigue respetando la caza, pero ahora su afición es otra. Este médico confiesa que, igual que no puede vivir sin la Medicina tampoco podría renunciar a sus escapadas de fotógrafo, a buscar el momento más difícil, ya sea el oso en Eslovaquia, el lince en Andújar o, esta primavera, el chacal en Rumanía.

    A la caza de la mejor imagen

    Hemeroteca:

    Premio a la fragilidad de una imagen

    2 comentarios

    1. Cristina Alcahúd

      Qué bonitas fotos!!! Un abrazo, Nacho.

    2. Manuel López Plá

      Navegando por la red, menuda sorpresa. Saludos a los dos desde Caudete.

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