La neurobióloga Inmaculada Ballesteros Yáñez coge como decana las riendas de una facultad, la de Medicina de Ciudad Real, cuya responsabilidad pesa. Y es que entre sus estudiantes están los mejores expedientes de cada instituto, ya que la nota de corte sobrepasa el 13, pero también los futuros especialistas de los que dependerá la vida de miles de personas. Aprobar con ella Bioquímica no es fácil, por algo le dieron sus alumnos el ‘Premio a la exigencia’, pero lo que pide a los mejores es tan simple como complicado: “que sean humanos, que no olviden que el paciente es un enigma y una persona, que utilicen bien la comunicación, que sean cercanos”.
La neurobióloga Inmaculada Ballesteros Yáñez es la nueva decana de la Facultad de Medicina de Ciudad Real
De notas brillantes, los padres de Inmaculada Ballesteros Yáñez hubiesen querido que estudiara Medicina, para no desperdiciar su expediente en una carrera de salidas laborales tan complicada como Biología. Pero la vocación pudo más y esta toledana estudió en Madrid una carrera que le ha permitido llamarse científica con todas las letras, aunque ahora pase más tiempo entre las clases y la burocracia que en el laboratorio.
Con 43 años y dos hijas, aterriza al frente de la Facultad de Medicina de Ciudad Real con una clara vocación de servicio público, con un espíritu de equipo que le lleva a pensar que no hay nada que no se pueda conseguir con ilusión y esfuerzo.
Después de firmar una treintena de artículos científicos, de merecer una beca Juan de la Cierva o de formarse en Estados Unidos y en París, en el Instituto Pasteur, no exige a sus alumnos más de lo que se ha exigido así misma, pero reconoce que ese ‘Premio a la exigencia’ que le dieron fue una fórmula diplomática para advertir de que su Bioquímica es uno de los huesos de la dura carrera de Medicina.
Con el aterrizaje de Julián Garde como rector, después de ser vicerrector de Investigación, llega una nueva hornada de decanas a facultades, como las de Medicina o la de Farmacia, que dan otra vuelta de tuerca a una estructura, la de Ciencias de la Salud, que ya era fuerte.
Así, hay paralelismos entre Ballesteros y Rocío Fernández Santos, la nueva decana de Farmacia, pero no sólo en la carrera, las becas o la trayectoria investigadora, también en la capacidad para aprovechar cada minuto, ya sea en la Universidad o en casa con la familia.
Tesón
A Inmaculada Ballesteros le da miedo pensar en el tiempo que invierte en el trabajo, entre el presencial y el que se lleva a casa, porque supera las diez horas diarias. Pero a las 5 de la madrugada empieza a funcionar el engranaje de la vida profesional que ha elegido y no para hasta la siete de la tarde, cuando llega el momento para su familia. Hay fines de semana que toca trabajar, pero no hay sábado por la mañana que esta toledana, afincada en Ciudad Real, no vaya con sus hijas a la librería de siempre a que elijan el ejemplar que cada una absorberá a lo largo de la semana.
Decana a los 43 años
Ser decana con 43 años no es lo habitual, como tampoco lo es doctorarse en el Instituto Cajal, en el CSIC, para ahondar en el efecto de las drogas en el cerebro. Pero también se salen de las estadísticas sus alumnos. Este año acabará la residencia la primera promoción; acaba de pasar el examen MIR la quinta y el 14 de mayo termina la sexta. Y entre tanta cabeza privilegiada, esfuerzo y resultados brillantes, Inmaculada Ballesteros pide a sus alumnos que cuando estén cara a cara con un paciente sean capaz de resolver el enigma al tiempo que se muestran humanos y cercanos.
En su opinión, entrar en la Facultad de Medicina de Ciudad Real, es una cura de humildad. Llegan siendo los mejores de su instituto y se encuentran con que al resto de sus compañeros les pasa lo mismo. De hecho, uno de los múltiples valores que destaca del MIR número 1 de este año, de Daniel, alumno de su facultad, es que es “muy buena persona, discreto y acertado”, tanto que hubiese preferido ser el número 2 para que su identidad no trascendiera como lo ha hecho.
Una hermana en Albacete
No estudió Medicina, pero la neurobióloga Inmaculada Ballesteros Yáñez es hoy la decana de la Facultad de Medicina de Ciudad Real, a la que llegó en 2010, cuando inició su andadura. Considera que la de Albacete, la facultad decana, es una hermana con la que trabajará de la mano.
Y si bien la vocación la llevó hasta la Biología y ésta una y otra vez a la Medicina, cuando desconecta por la noche con un libro cae de nuevo en la tentación, ya que está leyendo El Paciente, de Gómez-Jurado.