
El insomnio es una auténtica pesadilla para el que lo padece, sin embargo, el 95% de sus víctimas no pide ayuda. Las nuevas tecnologías, el cambio de hora o la automedicación están detrás de un problema que el médico de Atención Primaria puede ayudar a resolver.

El insomnio afecta a entre un 15 y un 35% de la población adulta y, de ellos, un 10% de los afectados sufre de insomnio crónico y más del 50% insomnio transitorio ocasional.
Sólo un 5% de los insomnes pide ayuda
Sin embargo, tan sólo el 5% de los insomnes acuden a su médico y, del resto, más del 20 por ciento de los afectados se automedica, con los riesgos que supone.
Así lo advierte el doctor Fernando Gonçalves, responsable de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Lo pacientes que acuden a su médico ya lo hacen cuando han fracasado individualmente en su intento de corregir el insomnio.
El paciente tiende a automedicarse, lo que puede cronificar el problema
Precisamente, en las consultas de Medicina de Familia son frecuentes los pacientes que acuden tras haber intentado corregir la falta de sueño con distintas sustancias y psicofármacos que toman por recomendación de familiares y conocidos. Estos medicamentos, sin un estudio previo del trastorno, pueden llegar a tener graves efectos secundarios y, lo que es peor, tal y como advierte el doctor Gonçalves, cronificar el insomnio.
«La manera de dormir
no es la adecuada»
Doctor Gonçalves (SEMG)
Partiendo de la base de que dormir es imprescindible para vivir, según el doctor Gonçalves, “vivimos en una sociedad que ha transformado los patrones del sueño”. “La manera de dormir no es la adecuada”, entre otros motivos, porque los husos horarios vigentes en España no están ajustados al ritmo del tiempo atmosférico.
El dormitorio debe estar entre los 16 y 18 los grados
Asimismo, no se tiene una adecuada “higiene del sueño”, que se ve completamente afectada, por ejemplo, con televisiones en los dormitorios, durmiendo al lado del móvil en la mesita, sin apagar y recibiendo avisos, o con la calefacción a 26 grados, cuando la temperatura ideal del dormitorio sería entre 16 y 18 grados.
Además de los ambientales, también entran en juego los hábitos inadecuados y los factores de consumo: “si consumimos alcohol, tabaco o chocolate, nos será más difícil conciliar el sueño”.
Tratar solo si afecta a la vida diaria
El responsable de Salud Mental de la SEMG considera que “los trastornos del sueño sólo deben ser tratados cuando existe una repercusión en la vida diaria del paciente despierto”. Y es que la percepción de que se duerme poco es muy subjetiva: “el insomnio es una queja, no una enfermedad”.
El doctor Gonçalves ha explicado a sus compañeros, en el último congreso, que puede haber pacientes que durmiendo pocas horas estén perfectamente válidos al día siguiente y otros que necesiten más tiempo. Esto depende mucho, entre otros factores, de la edad, según el experto.
Con la edad, el sueño tiende a acortarse y fragmentarse
“A mayor edad, hay un acortamiento del ritmo circadiano endógeno, que produce acostares más tempranos y despertares más precoces”, así como mayor número de despertares nocturnos, y un sueño más fragmentado.
Una vez diagnosticado el trastorno del sueño, y comprobado cómo y cuánto afecta al funcionalismo diario del paciente, su tratamiento pasa, en primer lugar, por una intervención no farmacológica.
Primero hay que mejorar la higiene del sueño
Primero hay que mejorar la higiene del sueño, tanto de ambiente, de hábitos y de consumos. Si falla, el siguiente paso sería la intervención farmacoterapéutica y, posteriormente, otros tratamientos más complejos como, por ejemplo, las terapias psicoanalíticas o conductual.
Existe un “arsenal farmacoterapéutico” para hacer frente a los trastornos del sueño, pero hay que tener cuidado porque, mal empleados, un tercio de los pacientes pueden “quedar enganchados”.
Otros trastornos del sueño
Además del insomnio, el Dr. Gonçalves recuerda que hay otros trastornos del sueño como el síndrome de apneas e hipoapneas del sueño (SAOS), cuadro en el que, si no se toman las medidas adecuadas, puede desencadenar graves consecuencias, incluso a nivel cardiovascular.
El síndrome de las piernas inquietas es el culpable de la mitad de los insomnios
También está el síndrome de piernas inquietas, que afecta a entre un 5 y un 10 por ciento de la población general y al 15-20% de las personas mayores de 65 años. Es un trastorno “infradiagnosticado e infratratado”, a pesar de que es una de las causas más frecuentes de insomnio crónico (50%) y de que tiene un tratamiento eficaz.