• Jesús, el niño milagro de Santa Cristina

    Imagen de archivo de un niño en una incubadora.

    Llegó envuelto entre toallas y algodones en brazos de su padre. No pesaba más de medio kilo y, quienes aún lo recuerdan, calculan que su prematuridad rondaría los seis meses. Corrían los primeros años de la década de los sesenta y daba la causalidad que las Obreras de la Cruz tenían en la clínica de Dionisio Guardiola la primera y entonces única incubadora de la sanidad albaceteña, incluso estaba sin desembalar.

    Cuando las obreras vieron al pequeño sobraron manos. El técnico acudió en un tiempo récord y puso la nueva máquina en marcha para dar al niño, que bautizaron como Jesús, el calor y la humedad que necesitaba. Nadie se explicaba cómo había sobrevivido al viaje hasta el sanatorio, que más tarde se conocería como Santa Cristina. Durante meses, el recién nacido estuvo en la incubadora, donde no se le dejó solo ni un momento.

    Estrenó la primera incubadora de la provincia de Albacete, y sobrevivió

    Jesús había nacido en el seno de una familia humilde y numerosa, en un pueblo agrícola de la provincia de Albacete. Su caso causó tal revuelo, que el Ayuntamiento de Albacete dio trabajo al padre y la familia se instaló en la ciudad. Tampoco faltaron alimentos para el niño, ya que las marcas de entonces donaron todo lo necesario.

    Incubadora antigua expuesta en la Facultad de Enfermería de Albacete.

    Jesús se podía ver en su incubadora, por lo que las visitas de admiradores y curiosos eran diarias, de ahí que las obreras optaran por poner una hucha. De hecho, Manuela Fernández, que hoy tiene 66 años, recuerda que cuando el sanatorio estaba en la calle Dionisio Guardiola -más tarde se trasladaría a Pérez Galdós- ver al niño, previa autorización, y dejar un donativo se convirtió en una tradición.

    Las versiones de quienes tienen vagos recuerdos del niño se contradicen porque ha pasado más de medio siglo. Jesús hoy tendría más de 50 años. Todos los testimonios coinciden en que fue un bebé milagro que enamoró a las obreras, pero nadie acierta a decir de qué pueblo vino. Hasta cuentan que el padre lo trajo en moto apretado contra su pecho e, incluso, hay quien asegura que lo llevaba en un bolsillo.

    Con medio kilo de peso, pasó meses en la incubadora

    Pero el caso es que con medio kilo, tal y como recuerda la obrera Delfina Soriano, el niño sobrevivió y creció arropado tanto por su familia como por el sanatorio. De hecho, se le conocía como el niño de las monjas. La directora del instituto de las Obreras de la Cruz en la provincia por aquel entonces, Cristina Lluna Pérez, se encariñó con él y estuvo pendiente de Jesús hasta que fue adulto, pero hoy sólo quedan vagos y buenos recuerdos.

    “Nos gustaría encontrarlo y saber qué ha sido de él”. Diario Sanitario se hace eco de esta petición de las obreras para que Jesús o quien pueda dar pistas sobre su paradero se ponga en contacto a través del correo redaccion@diariosanitario.com.

    Actualización:

    Encontramos al niño de las monjas

    Antecedentes:

    Santa Cristina, medio siglo de historia