• “En la UCI de Albacete se salvaron cientos de vidas”

    Ahora se dedica a hacer maquetas de barcos, pero el 27 de marzo de 2021 el intensivista José Luis Cortés Monedero dejó el timón de la UCI de Albacete, un buque insignia donde se salvaron cientos de vidas desde las primeras olas de las pandemia, pero al que no llegaron todos los pacientes que lo necesitaron. Este médico deja atrás cuatro décadas de servicio en la sanidad pública y una profesión que lo ha absorbido tanto como lo ha llenado.

    El Dr Cortés recapitula después de cuatro décadas como intensivista, la última década al frente de la UCI de Albacete

    Madrileño de nacimiento y formación, ya que estudió en la Autónoma e hizo la residencia en el Hospital Puerta de Hierro, el doctor Cortés acabó en Albacete, una ciudad por la que sólo había pasado de camino a la playa, porque aquí fue donde su mujer, gallega, había conseguido la plaza de internista. Llegó a la UCI en 1988 para trabajar a las órdenes de quien hoy es una leyenda, el Dr Jaime Fedriani.

    Aunque la familia estaba en Madrid, a José Luis Cortés le pasó lo que a tantos otros que llegaron a la llanura manchega de paso y se convirtieron en albaceteños. De hecho, sus dos hijos son de Albacete y aquí está pasando su jubilación. Colgó la bata a los 63 años, después de los momentos más intensos de su carrera, pero era una decisión tomada con antelación que no precipitó la pandemia.

    “Me gustaría ser donante si tuviera la oportunidad”

    Ha sido coordinador de trasplantes; presidente del Comité de Bioética y jefe de la UCI. Ha sido testigo de la evolución de los Cuidados Intensivos en las últimas cuatro décadas. Pero al volver la vista atrás, los recuerdos más gratificantes de este intensivista están en el sí a la donación de aquellas personas que en el momento de la pérdida de un ser querido veían en los trasplantes la posibilidad de salvar una vida. Así, aunque se tienen que dar unas circunstancias muy concretas, tiene claro que “a mí me gustaría ser donante si tuviera la oportunidad”. Para el Dr Cortés, “es una recompensa para todos” que la donación haya pasado de considerarse una agresión a un consuelo.

    humaniza-uci-bendita-locura
    El Dr Fernando García, en primer plano, ha cogido el relevo de Cortés al frente de la UCI de Albacete.

    “La muerte no la podemos evitar, pero podemos dar vida”

    “La muerte no la podemos evitar, pero podemos dar vida”, repite quien fuera coordinador de Trasplantes. De hecho, para él, el mayor hito en cuarenta años fue el inicio de los trasplantes renales. No olvidará aquella noche de San Juan del año 2003. Pero si emocionante fue llegar a la meta no resultó menos cómo se gestó, fruto del esfuerzo de un sinfín de profesionales. Aún recuerda aquella memoria que escribía en el año 1997 para empezar el proceso. Llegó a pensar que el suyo era un brindis al sol, pero no fue así. Los trasplantes renales cumplirán dos décadas la noche de San Juan de 2023.

    “La primera ola fue brutal”

    La UCI ha estado siempre ahí, pero su salto a la fama lo fue también al vacío. De la noche a la mañana una pandemia llamó a su puerta con una crueldad sin precedentes. “La primera ola fue brutal; nos desbordó completamente; había pacientes por todos lados; estábamos totalmente sobrepasados; llegaban malísimos; pasamos de 12 camas a 48; tuvimos que improvisar sobre la marcha, incluso con los monitores de clínicas veterinarias”.

    Hoy, a nadie le cabe duda de que 2020 marcó un antes y un después. Y este jefe de la UCI tiene recuerdos agridulces. Lamenta la distancia que se interpuso entre los pacientes y los familiares, que hubiese muertes sin despedidas. “Fue muy duro que no pudiesen venir; que muriese gente joven y tuvieras que dar la noticia por teléfono a familiares que estaban solos, sin nadie que los consolara”. Para el Dr Cortés fue la cara más amarga del inicio de la pandemia.

    Sin embargo, entre tanto dolor, compartido entre el personal sanitario, los profesionales y los pacientes, quedan buenos recuerdos y un profundo orgullo, como el hecho de que anunciara a su equipo que no habría ni fines de semana ni tardes y nadie protestara. Quienes tenían reducciones de jornada renunciaron a ellas. “Y nadie preguntó ni cuánto les iban a pagar ni cuándo iban a descansar”.

    “Hicimos todo lo que pudimos y lo hicimos bien”

    Fueron una piña, trabajaron al unísono, aprovecharon todas las donaciones y, cuando las aguas se calmaron y los profesionales de la UCI de Albacete recapitularon, vieron que “hicimos todo lo que pudimos y lo hicimos bien”. “La mortalidad fue sorprendentemente baja”. “En la UCI se salvaron cientos de vidas”. El problema es que “murió mucha gente fuera de la UCI”, reflexiona ahora Cortés al tiempo que considera que ahora habrá un aumento de los fallecimientos por el retraso diagnóstico de estos más de dos años de pandemia con sus siete olas.

    Afortunadamente, el Dr Cortés ha dejado la jefatura de la UCI cuando el COVID ya no mata indiscriminadamente. Ya no se ven pacientes jóvenes y sanos. Ahora el reto está en salvar la vida de los enfermos inmunodeprimidos y de aquellas personas que no se han vacunado.

    José Luis Cortés se ha jubilado como tenía planeado, con salud para dedicarse a disfrutar del tiempo; a vivir con calma, entre la lectura y sus barcos. Mientras lee China en diez palabras, de Yu Hua, se da cuenta de que no echa de menos la profesión que tanto le ha gustado. Después de cuarenta años, empieza una nueva etapa.

    Comentar

    Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

    *