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Luto en el Servicio de Medicina Interna
Como los grandes, como sin importancia, sin dar portazos, el Dr José Pedro Domínguez Ortiz, médico internista, nos ha dejado.
Ahora que se plantea la existencia del libre albedrio, que cuando creemos tomar una decisión ésta ya está tomada; es posible que cada uno tengamos un papel en el mundo, y que solo nos vamos cuando este se cumple.
A unos les dan el papel de villanos, a otros de héroes… incluso a algunos de hombres buenos.
Peter tuvo tres amores: su compañera, amante, cómplice y esposa, Rosa, motor de sus sueños románticos. Su hijo Víctor, carne de su carne, y la Medicina.
Peter se hizo internista en Albacete y nos trajo los principios de la Oncología. Con sus estudios hasta las 4 de la madrugada, nos aportaba sus conocimientos, y con su entrega y compasión por el paciente, nos recordaba cada mañana que merecía la pena la lucha.
Dos décadas desde otra perspectiva
En el momento de su plenitud quiso la vida darle una prueba y, tuvo a bien, mandarle una enfermedad neurodegenerativa, que le sentó en el banquillo. A partir de entonces le esperaban 20 años de ver el mundo desde una terraza, desde los ojos de Rosa, que le contaba viajes exóticos. Dos décadas en las que vio hacerse mayor a su hijo y pintó en su caballete un mundo de paisajes llenos de colores, por los que había caminado.
Peter siempre creyó en el Dios de Spinoza, y sabía que Él está en esos paisajes, en los montes, en los ríos, en las playas, en los amaneceres, en la mirada de sus pacientes, sabía que es en donde expresa su amor.
No te llevas nada, pero dejas mucho
Dicen que los médicos no elegimos la carrera, es la Medicina la que nos elige a nosotros, pero a José Pedro pronto le abandonó. Sin duda, Peter ha sido un mensajero que la Vida nos ha mandado para darnos a los médicos el aprendizaje de que nos puede apartar de la profesión más bonita del mundo y que te puede mandar a ver pasar la vida por la ventana, pero que a pesar de eso debemos estar agradecidos.
Peter, en las manos no te llevas nada, lo importante es lo mucho que has dejado.
🖋️Ángel Fernández Fúnez. Médico internista
Pedro era así, tal y cómo lo describes en tu reseña un amante de todo lo q has dicho pero yo tengo q decir q no conocí a Pedro hasta q enfermó, fue entonces cuando comprendí su grandeza y su capacidad para sonreír a la vida
Sus poesías y los trazos ágiles y luminosos y ágiles de su pintura.
Ojalá alcance algún día la altura de tu espíritu.
Tuve la suerte de conocer a José Pedro, tuve la gran suerte de ser una de sus residentes de familia. Cuando nos conocimos ya maneja su Olivetti con los dos índices.
Me enseñó tanto!, de Medicina también!
Hace muchos años que perdimos el contacto,nos falló la voz y la palabra, aunque en mi corazón sigue teniendo un sitio privilegiado.
Allá dónde estés tu cuerpo ya no será un tope.
Todos los médico deberían seguir su ejemplo entregarme por completo a los pacientes . Yo trabajo en paciente paliativo veo cada día los médico tan frío al ver un paciente sufriendo
Todos los sanitarios deberíamos ser así, empaticos con y humanos, para eso hemos escogido esta profesión. Descanse en paz
Tuve la suerte de compartir con el el cuidado de muchos pacientes, el un magnífico médico de familia, yo en el Hospital. Compartíamos la pasión por la medicina.
Luego ya enfermo luchando contra las adversidades,
Que duras las enfermedades degenerativas.
Has sido un gran ejemplo como médico y como enfermo