
La sanidad de Castilla-La Mancha pierde a un activo muy preciado, al médico Juan Ríos Laorden, quien, hijo del ‘baby boom’, ha alcanzado los 65 años. Aunque tiene claro que «voy a ser pediatra hasta el último día», pasa a esa dimensión en la que no hay horario para sentarse delante del mar. Atrás quedan los años en emergencias y al frente del Hospital de Almansa.
Se jubila el Dr Juan Ríos, uno de los miembros de la Comisión de Médicos en Paro
Fue el primer gerente del Hospital de Almansa







Hijo del trabajador de una cementera y de una peluquera, criado en Pozo Cañada, con familia de Balazote y Peñas de San Pedro, Juan Ríos forma parte de aquel grupo de albaceteños que se marchó a Murcia a estudiar Medicina, por pura inercia, para acabar absorbido por la vocación.
Le hubiese gustado ser arquitecto y tampoco le hacía ascos a las letras, pero acabaría construyendo para una sanidad pública que le debe mucho a su tesón por reciclarse constantemente. Se dejó la piel en el 061; dirigió la primera escuela de Castilla-La Mancha de técnicos en transporte sanitario; fue el primer gerente del Hospital de Almansa y ha pasado los últimos trece años entre la Pediatría de los centros de salud y las guardias hospitalarias.
El COVID
Nunca olvidará la soledad con la que la Atención Primaria se tuvo que enfrentar a la pandemia del COVID ni el arrojo de sus compañeros. Y es que allí por donde ha pasado, ya sea Villarrobledo, Hellín, Almansa o Albacete, si presume de algo Juan Ríos es de haber trabajado con grandes profesionales con los que ha forjado amistades que conserva ahora en la jubilación.
Con un currículum inusual para su generación, este pediatra se ha caracterizado por la humildad, la amabilidad y el tesón con el que se ha enfrentado a cada reto. Así, durante los primeros meses de la pandemia, fue una de las brújulas con las que este diario contó para analizar con rigor la evolución del COVID.
Pozo Cañada
Su madre hubiese querido que fuese funcionario de la Caja de Ahorros, ya que Juan valía para los estudios. Sin embargo, le esperaba una vida más inquieta. Se forjó viajando en ‘El Honorio’, el autobús renqueante que, como sacado de una película de Berlanga, llevaba a los jóvenes de Pozo Cañada hasta Albacete, donde los dejaba tirados hasta bien entrada la tarde para que terminaran el instituto.
Hizo el servicio militar, la mili, y, cuando regresó, Juan Ríos se encontró con una contradicción, faltaban médicos al tiempo que había galenos en paro. Además, empezaban su andadura los centros de salud. Era la época de la Comisión de Médicos en Paro, a la que perteneció.
Hellín y Villarrobledo
Después de pasar por Hellín y Villarrobledo, así como por la Escuela de Puericultura de Madrid, en 1991 Juan Ríos entró en el Servicio de Pediatría del Hospital General de Albacete de la mano de Antonio Pereda. Con mucha presión, pocos recursos y ganas de hacerlo bien, pasó una década.
Pasaría entonces al 061, donde también dejaría huella. Y no descansaría a la hora de formarse en emergencias y gestión, lo que lo llevaría en 2004 a poner en marcha el Hospital de Almansa, al frente del cual estuvo durante seis años.
Ha pasado los últimos 13 años en la Pediatría de los centros de salud, alejado de los focos, pero ahora que echa la vista atrás cree que el Hospital General Universitario de Albacete se debería haber potenciado más. También considera que los hospitales comarcales necesitan repensarse después de un debate tranquilo. Pero la próxima etapa sanitaria la verá desde la barrera.
De su capacidad de trabajo, de su honestidad, de su entrega a la profesión, de su inquietud innovadora y de su amistad, he sido y soy testigo y beneficiario. Gracias por todo Juan.
Gracias Fran
Los viejos tiempos de Murcia, los inolvidables tiempos de la Comisión y de la calle Padre Romano de Albacete (Aurelio, Mari Carmen, Carmen, Ramón, Mari Ángeles, Belén, el Drago y la Vega, tu y yo), los tiempos que han pasado sin darnos cuenta pero a los que les hemos dado cuenta, la vida en fin que vamos andando tan de cerca
Daremos cuenta a no tardar de tu homenaje a Fifi cada vez que la estancia empieza a oler a col y sémola, para seguir rememorando Antwerpen o Pontorson, seguramente con nueva gente a la mesa
Un gran abrazo
En la foto se aprecia un perro. Eso es indicador que es buena persona y de que es fiable. Las buenas personas se rodean de cosas buenas.
No me fío de una persona cuando no le gusta mi perro, pero si de mi perro cuando no le gusta una persona.