• Cuando sabes que la partida está perdida

    El Autor

    Ainara Muñoz Ranchel

    Psicóloga

    En el siglo XXI, en el cual vivimos, a diario nos toca hacer frente a mil y un percances, tropiezos y desastres. Hoy más que nunca, la salud es prioridad, especialmente, con la pandemia global tan épica que estamos viviendo en la actualidad. De las enfermedades físicas, se habla y de los trastornos mentales también se comenta, aunque menos, todavía queda un gran camino por delante por establecer todavía mayor énfasis en la salud mental y emocional, como algo real, cero utopías y que no se deje ningún ápice de puntillas pasar.

    juego patológico

    Nadie habla de lo peligroso y silencioso que es el juego

    Por ejemplo, hablemos del juego patológico, ese impulso arrollador que muerde las ganas y nace de dentro, lo que, por sentido común, todos conocemos como esa especie de problema con las máquinas, el póker y las cartas. Ese silencio abismal en una habitación oscura, cerrada a cal y canto, despersonalizando en muchos casos la realidad, de ganar, perder y volver a apostar. Nadie habla de lo peligroso y silencioso que es el juego. De lo que arrastra y quiebra, que, sin nada en los bolsillos, te deja, salvo deudas y dolores de cabeza.

    Si caes en el juego, no hay vuelta atrás

    La publicidad 24/7 es subliminal, engañosa y terrenal, pero no se habla, ni se murmura de todo lo que hay detrás, las estrategias y ganancias que fluctúan en un pedestal. Si caes en el juego, no hay vuelta atrás, la primera vez es fácil pero después ya no hay salidas de emergencia ni botón rojo en el cual pulsar para la partida reiniciar.

    Un trastorno del control de los impulsos

    Es importante no mirar hacia otro lugar, concienciarnos que el problema con el juego, es un trastorno del control de los impulsos y de la capacidad de autorregulación emocional. Instar a darle visibilidad, desde la prevención temprana para que los adolescentes y jóvenes, nada más lejos, no caigan con atisbo en una distorsión cognitiva de la oscuridad y propia realidad de los juegos de azar.

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