La Unidad de Hospitalización de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital General Universitario de Ciudad Real, de referencia para toda la comunidad autónoma, dispone de quince camas y atiende todo tipo de patologías; trastornos de la conducta, cuadros psicóticos, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos afectivos, intentos autolíticos, etc., aunque “cada vez vemos más trastornos de conducta por consumo de tóxicos y nuevas adicciones a nuevas tecnologías, a videojuegos, páginas web o redes sociales a edades más tempranas”, apunta Pilar Baos, una de las psiquiatras responsables de este servicio hospitalario.
No hay que olvidar que en España el 18% de la población de adolescentes y jóvenes de 14 a 18 años usa de manera abusiva las tecnologías y un 44,8% de las personas con problemas de juego, que son un 0,9%, ha jugado antes de los 18. Por este motivo, el Ministerio de Sanidad ha introducido en la estrategia nacional contra las drogas las llamadas adicciones sin sustancia.
La Unidad de Hospitalización de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital General Universitario de Ciudad Real, que acaba de celebrar su noveno aniversario, ya tiene ingresos relacionados con redes sociales, páginas web o videojuegos. Nueve años en los que se han registrado 1.445 ingresos de niños y adolescentes derivados por los servicios psiquiátricos ambulatorios del Sescam.
Según Baos, los chicos ingresan porque el tratamiento ambulatorio no está funcionando o hay muchas alteraciones de conducta en el ámbito familiar, social o académico y el paciente necesita una separación de su entorno.
“Es lo que nosotros llamamos una contención, frenar esa escalada conductual para observarlos fuera de su entorno y ver si hay alguna patología psiquiátrica de base que justifique su conducta “, aclara la psiquiatra del centro sanitario ciudadrealeño.
Las llamadas adicciones sin sustancia cada vez preocupan más
El ingreso, además, tiene una segunda ventaja, facilita el control del tratamiento farmacológico, “bien para cambiar la medicación, proceso que es más sencillo y rápido con el paciente ingresado, o para comprobar que se toma en las dosis prescritas”.
La gran mayoría de chicos en estas situaciones están por encima de los doce años de edad. Las estancias de niños más pequeños en la unidad, explica Pilar Baos, se producen por la necesidad de estudiar su comportamiento a lo largo de un tiempo prolongado.
“Son niños que ya llevan un seguimiento desde las unidades ambulatorias y que plantean dudas diagnósticas o no mejoran con los tratamientos prescritos”, apunta Baos.
Normalmente, los menores ingresan solos, aunque cuando son muy pequeños suelen hacerlo acompañados por algún progenitor y/o tutor legal porque, cómo aclara la psiquiatra del Hospital General Universitario de Ciudad Real, “así vemos la dinámica familiar y si existe alguna disfunción que influye en lo que le pasa al niño”.
Día a día de la Unidad
Una vez se produce el ingreso, lo primero es una evaluación por parte del personal de Enfermería e introducir al menor en la dinámica de la unidad. El día comienza con la toma de constantes y peso, aseo supervisado y arreglo de la habitación.
Después de desayunar los menores van a consulta con los facultativos y participan en diferentes actividades. Los que están escolarizados asisten a clase con el Equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria y/o a terapia con la terapeuta ocupacional, grupos de terapia psicológica, talleres con auxiliares de la unidad, grupos con enfermería o con voluntarios que colaboran con el hospital, etc.
A la comida le sigue una pequeña siesta. Después llega el momento de las tareas escolares, salida a un patio interior, la merienda y la hora de las visitas, bien dentro de la unidad o fuera pero siempre acompañados de sus padres y/o tutores legales. El día finaliza con la cena y un rato de televisión antes de acostarse. Las horas de descanso son las únicas en las que los menores pueden permanecer en su habitación.
La Unidad de Hospitalización de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital General Universitario de Ciudad Real cuenta con una plantilla formada por tres psiquiatras, una psicóloga y una terapeuta ocupacional y una trabajadora social compartidas con la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria, además de los profesionales de Enfermería, auxiliares y celadores.
A este personal hay que sumar los profesores del Equipo de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria que dan clase a los pacientes cuatro días a la semana para que no pierdan el ritmo escolar y puedan mantener actividades lo más normalizadas posibles durante su ingreso en la unidad.