
El albaceteño Francisco López es uno de los más de 11.400 pacientes de Castilla-La Mancha que necesitan oxígeno. Su neumólogo se lo ha recetado para ampliar su esperanza y calidad de vida. Podría prescindir de conectarse a la bombona, pero se fatigaría y arriesgaría a un desenlace nada recomendable.
Obesidad, tabaquismo o longevidad. En el caso de Francisco, ahora paga los excesos que cometió hace décadas con el tabaco. Pero su caso no es, ni mucho menos, aislado, más de 11.400 pacientes de Castilla-La Mancha tienen que estar dieciséis horas conectados a la bombona de oxígeno, de los que 2.220 son albaceteños. Algunos llevan la bombona a cuestas y otros prefieren conectarse durante la noche y en los momentos que están en sus casas, pero el oxígeno les da, literalmente, la vida.
El oxígeno es una de las terapias respiratorias más recetadas y tiene la ventaja de que es domiciliaria. Es el neumólogo quien recomienda y controla, pero una empresa se encarga de que la bombona esté siempre a punto y es el enfermo el que se responsabiliza de “conectarse” al tratamiento.
Estas estadísticas se acaban de publicar en la revista de la Sociedad Castellanomanchega de Patología Respiratoria (Socampar), que aspira a convertirse en el foro de todos los facultativos implicados en este área, desde neumólogos y cirujanos torácicos hasta internistas, geriatras o intensivistas. El trabajo sobre la situación de las terapias respiratorias domiciliarias lo firman los doctores Hidalgo, Coloma, Izquierdo, Casado, Mediano, Mena, Godoy y Bravo, de los hospitales Virgen de la Salud de Toledo, Santa Bárbara de Puertollano, Universitario de Albacete, Virgen de la Luz de Cuenca, Mancha Centro y Universitario de Guadalajara.
Y es que, tal y como ha explicado el doctor Godoy, el oxígeno es básico tanto en enfermedades crónicas como en agudas. Está demostrado que mejora tanto la calidad como la esperanza de vida.
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