• Trece kilómetros de Lezuza a Tiriez

    La Diputación Provincial de Albacete retomaba el sábado, día 21 de septiembre, de Lezuza a Tiriez, la XI Edición de las Rutas de Senderismo 2024. Con una dificultad técnica baja, los andarines hicieron un recorrido lineal de unos 13,5 kilómetros de distancia y unas cuatro horas de duración.

    Fotografías: Luis Sánchez Vizcaíno

    La Diputación Provincial de Albacete retomaba el sábado, día 21 de septiembre, de Lezuza a Tiriez, la XI Edición de las Rutas de Senderismo

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    En una mañana encapotada, pero sin lluvia, comenzarían la marcha, sobre las 9 horas. Aunque el trayecto tradicional que conecta al municipio con su pedanía Tiriez, discurre por le vega del río Lezuza, en esta ocasión lo realizarían por un camino diferente.

    Así arrancarían, desde la Plaza de las Bochas, en el casco urbano de Lezuza. Cruzando el Puente del Molinico, pasaron, en primer lugar, por un antiguo lavadero al descubierto, pero protegido por unos majestuosos árboles, plátanos de sombra plantados en el siglo XIX, inmensos y espectaculares. Cogerían ya en ascenso el camino del cementerio, dejando a la derecha el Cerro del Castillo, que atesora el Yacimiento Ibero-romano de Libisosa, declarado Parque Arqueológico regional recientemente.

    A sus espaldas ya se divisaba una espectacular vista de Lezuza. Destacaba su impresionante iglesia parroquial de la Asunción, declarada monumento histórico – artístico de carácter nacional. Ya entre almendros y cereal de secano, subiendo poco a poco, entre paneles fotovoltaicos y aerogeneradores, llegarían hasta un camino que se adentra en un pinar, plantado entre los años 60-70 del S. XX por el antiguo ICONA.

    Dehesa Boyal

    Ya sin tanta pendiente giraron a la izquierda, en un camino más suave y con mucha vegetación entre lomas y cañadas. Más de 400 hectáreas de terreno público, la Dehesa Boyal, lo que queda de una antigua extensión más amplia que era el terreno comunal del pueblo, hasta donde se llevaban a pastar a los animales utilizados para las labores del campo. Aunque predominan principalmente pinos, también pudieron encontrar encinas, enebros, jaras, cantuesos, tomillos o coscojas.

    Enebros, jaras, cantuesos, tomillos o coscojas

    Saldrían del pinar para entrar en una bonita zona de monte de encinas, que incluye la subida al Cerro de las Peñas, una de las máximas alturas de la comarca con más de 1.000 metros de altitud. A medio camino, aprovecharon para tomar un rico bocata de jamón, junto a una pieza de fruta y agua. Todo por cortesía del Ayuntamiento de Lezuza.

    Desde este punto, sólo les restaba ir bajando en dirección a Tiriez, cogiendo un camino que pasa por un bonito y gran nogal que vive al lado de una “mina de agua”, un nacimiento circular muy importante para la fauna de los alrededores. Un poco más abajo pasarían también por la aldea de Majalasvacas.

    Ya con Tiriez a la vista, junto a encinas, pinos y almendros, que en primavera crean un espectacular paisaje con los almendros en flor, llegarían a esta pedanía, donde les recogería el autobús para llevarlos de nuevo a Lezuza, donde harían una visita guiada a la Colección Museográfica Libisosa.

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