• Los enfermos de hepatitis C anuncian encierros

    Imagen de archivo de una protesta de la plataforma.

    Bajo los lemas “Nos encerramos porque amamos la vida” y “Enfermo detectado, enfermo tratado”, la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C en Castilla-La Mancha se encerrará los próximos días 4 y 5 de febrero en el Hospital Virgen de la Salud de Toledo. El objetivo no es otro que exigir una respuesta para los pacientes que aún están a la espera de tratamiento.

    La plataforma se había puesto como límite el 31 de diciembre del año pasado. Ante la negativa de las autoridades sanitarias a recibir a los afectados y a confirmar la garantía de tratamientos para todos, este fin de semana acordaba dónde y cuándo se encerraría. No obstante, los afectados aseguran que, tras el anuncio de la protesta, el Sescam les ha convocado a una reunión este jueves en Toledo.

    Cabe recordar que estos pacientes cuentan con el apoyo de colegios de médicos como el de Albacete, con el que se reunían en diciembre. Fernando Gómez y José María Samaniego, presidente y vicepresidente, apoyaron la decisión de la plataforma de no cesar las movilizaciones hasta que todos los enfermos tengan acceso al tratamiento que acaba con el virus.

    La Consejería de Sanidad no cubre la medicación hasta que la hepatitis no esté avanzada. Ante esta situación, el Colegio de Médicos de Albacete pide que sean los especialistas los que decidan cuándo se deben administrar los nuevos fármacos, con el fin de que primen los criterios sanitarios frente a los económicos.

    Miembros de la plataforma de afectados, con el presidente y el vicepresidente del Colegio de Médicos de Albacete.

    Hepatitis C, asignatura pendiente

    La historia de Pilar, hoy presidenta de la Plataforma de Afectados, es la de la mayoría. Hace 14 años acompañó a un amigo a una revisión médica previa a un viaje. Al final, la animaron a hacerse unos análisis por prevención y accedió por probar. En aquel momento su hijo tenía 10 años. Cuando regresó a por los resultados, se quedó helada. Le dijeron que tenía algo muy grave que no había oído ni nombrar, hepatitis C, que no tenía cura. Asumió que estaba sentenciada a muerte con la angustia que le provocaba dejar a su hijo solo. Entonces tenía 34 años.

    Con el paso de los años, fue probando tratamientos que se suponía que ralentizaban la enfermedad, pero los efectos secundarios eran tales que llegó un momento en el que pensó que lo mejor era rendirse. Sin embargo, un día, hace dos años, escuchó que había un pequeño grupo de enfermos encerrado en el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Al parecer, había una cura, aunque, eso sí, muy cara.

    Pilar no se lo pensó dos veces. Cogió el coche y se unió a la protesta. Entre todos vieron que las movilizaciones debían organizarse y así lo hicieron. Pilar volvió a Albacete para movilizar al resto de los enfermos y recabar apoyos. Además, con las transferencias sanitarias, el visto bueno a la medicación lo tenía que dar el Sescam.

    Hoy Pilar está curada. Recibió el tratamiento hace un año, pero muchos de sus compañeros siguen esperando, de ahí que ella haya decidido apoyarlos hasta que consigan la cura.