• Los fisioterapeutas dan pautas a los costaleros

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    Una vez iniciada la procesión, hay que mantener la espalda recta, la cabeza erguida sin tensar el cuello y la mirada al frente. Durante las procesiones de Semana Santa los costaleros y cargadores tienen que soportar un gran peso y realizar grandes esfuerzos, por ello, es importante que se adopten precauciones para evitar lesiones, ya que los costaleros pueden considerarse “deportistas eventuales” y, como ellos, su preparación previa es clave, recuerda el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha (Coficam).

    Aunque cada vez son más los que se preparan físicamente y ensayan durante las semanas previas a la Semana Santa, los fisioterapeutas castellano-manchegos insisten en que el desconocimiento sobre los riesgos a los que se enfrentan los costaleros es alto, por lo que lanzan una serie de consejos para evitar los riesgos al máximo.

    Tanto en las semanas previas a la Semana Santa, en los entrenamientos, como el día que tenga lugar los desfiles profesionales, es importante hacer estiramientos de cuello, brazos, manos, abdominales y piernas antes de iniciar la marcha, así como colocarse medidas protectoras como fajas o vendajes sobre las partes del cuerpo más susceptibles de sufrir lesiones y, por supuesto, mantener una correcta hidratación, utilizar un buen calzado y ropa cómoda.

    Hay que preparar el cuerpo con anterioridad, con una preparación física adecuada, conseguir una musculatura bien tonificada y flexible, sobre todo los músculos abdominales, lumbares y glúteos. “Se trabajará la musculatura específica con una rutina de musculación, ejercicios isométricos de reforzamiento del cuello con toalla, de potenciación abdominal, potenciación de los músculos de las piernas y de la espalda, estiramientos, propiocepción, equilibrio  y fuerza”, indica Natalio Martínez, presidente de Coficam.

    Los costaleros deben recurrir a medidas protectoras como las fajas

    Una vez iniciada la procesión, hay que mantener la espalda recta, la cabeza erguida sin tensar el cuello y la mirada al frente. Los codos y las muñecas ligeramente flexionados, y pisar con toda la planta del pie.

    Por último, tras finalizar la procesión, es importante quitarse las protecciones lentamente, realizar estiramientos para relajar los músculos y si aparecen molestias acudir a un fisioterapeuta.