• Los pacientes del sintrom

    En el Día Nacional del Paciente Anticoagulado, se recuerda la importancia de un buen control para evitar graves consecuencias

    En el pasado habrían muerto de un infarto o un ictus o se habrían llevado un susto si no mortal, sí discapacitante. Pero hoy más de 18.000 pacientes de Castilla-La Mancha están anticoagulados. Toman sintrom y acuden regularmente a su centro de salud para vigilar el INR o, lo que es lo mismo, para evitar los temidos trombos. Precisamente, con motivo del Día del Paciente Anticoagulado, se hace hincapié en que un mal control de la anticoagulación puede resultar mortal.

    Con un simple pinchazo en el dedo, un pequeño aparato determina el INR, es decir, el nivel de coagulación de la sangre.

    Un fármaco que data de 1956

    La mayoría toma a diario y a la misma hora lo que conoce como sintrom, una pastilla de la que el paciente debe tragar la dosis exacta, pero en realidad el principio activo se llama acenocumarol y es tan viejo, data de 1956, como barato y efectivo.

    Hasta el año 2008, el sintrom fue una condena. Los pacientes de Castilla-La Mancha tenían que desplazarse hasta un hospital y armarse de paciencia para que Hematología analizara su sangre y determinara qué cantidad de sintrom tenían que tomar.

    La revolución tardó en llegar a esta región, pero llegó. Desde hace trece años, el paciente sólo tiene que caminar hasta su centro de salud, donde médico y enfermera le controlarán la coagulación con un simple pinchazo en el dedo y ayudados de un sistema informático llamado TAO.

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    El encargado de ponerlo en marcha en Albacete fue el doctor Tomás Soler, médico de familia del Centro de Salud Zona VII. Precisamente, él contaba en un curso de formación que lo que en un principio asustó, el hecho de que el sintrom se alejara del hospital, hoy se ha confirmado como un éxito. El paciente está más cómodo, más controlado y los accidentes fatales se han reducido.

    Y es que el acenocumarol, junto con la insulina, es el fármaco que más urgencias hospitalarias genera.

    Enfermería, Medicina y Farmacia. Las tres especialidades son claves para dominar la coagulación y, en el caso del sintrom, el nutricionista también tiene mucho que decir. Así, el enemigo del paciente anticoagulado es la vitamina K. Está presente en el brócoli, las espinacas o el kiwi, es decir, en algunas frutas y en las verduras de hoja verde, incluso en la lechuga. Pero aquí la clave no está en dejar de comerlos sino en comer siempre lo mismo para regular la medicación de acuerdo con la dieta del paciente.

    Nadie debe ponerse a dieta sin consultar con un especialista, pero un paciente anticoagulado, menos.

    La anticoagulación no es un juego

    Un mal control del paciente anticoagulado se traduce en 32.000 muertes al año, un 2% más de mortalidad que entre aquellos con control adecuado. Los pacientes reclaman a las administraciones sanitarias mayor atención en este asunto y elevan la voz con motivo del Día Nacional del Paciente Anticoagulado, que se celebra hoy 18 de noviembre. La Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) lanza su campaña anual con el lema La anticoagulación no es un juego, que hace alusión a las consecuencias negativas de un mal control de estos pacientes. Se va a repartir información en 158 farmacias de toda España y en algunos centros sanitarios.

    En España, más de 1.000.000 de personas toman anticoagulantes orales a diario. La mayoría son mayores de 65 años y polimedicados. Esta cifra aumenta cada año por el envejecimiento de la población y el aumento de los factores de riesgo vascular.

    Manifiesto del paciente anticoagulado

    Ya lo subrayaba FEASAN en diciembre de 2020 con la publicación de su Manifiesto para el buen control del paciente anticoagulado y lo ha vuelto a poner de manifiesto este año el Atlas del mal control de la anticoagulación con vitamina K en pacientes con fibrilación auricular no valvular en España de la Sociedad Española de Calidad Asistencial (SECA).

    “Este documento, arroja datos que deberían ser revisados por la Administración, como por ejemplo que el buen control de los pacientes anticoagulados ahorraría al Sistema Nacional de Salud casi 169 millones de euros. Si no es por la calidad de vida de los pacientes, al menos, que mejoren el control de los pacientes por la eficiencia del sistema público”, subraya el presidente de FEASAN, Rafael Martínez.