
El despertador, las prisas, la rutina, el estrés y el adiós a ese paréntesis con el que se sueña todo el año. Volver al trabajo después de las vacaciones tiene síntomas. Puede provocar mal humor, cansancio o hastío. Sin embargo, que nadie se llame a engaño, la depresión postvacacional no existe.
Volver al trabajo suele ser duro, sobre todo si es simplemente un medio de vida y no una vocación. Volver a madrugar y dejar el reposo vacacional, se traduce en falta de sueño y ésta en mal humor y apatía.
Puede generar pereza, abulia, impotencia o mal humor, pero volver al trabajo no genera depresión y, como tal, el síndrome posvacacional no existe.
Otra cosa es que el trabajo no sea el deseado y que el ambiente laboral pueda aproximarse al infierno, situación ésta que sí puede generar una depresión, aunque en ningún caso relacionada con las vacaciones.
Y es que hablar de depresión resulta recurrente, sin embargo, es una enfermedad demasiado seria como para asociarla a todo lo que nos disgusta, como pueda ser el hecho de volver a la rutina, los horarios, las prisas y el esfuerzo diario.
El psicólogo Gabriel Quintanilla insiste en que hoy en día está de moda ponerle nombre a todo, buscar síndromes donde no los hay. En su opinión, sería muy complicado que el regreso al trabajo generara una depresión real, lo que no quita que haya un problema de base que aflore con el regreso al entorno laboral.
No obstante, Quintanilla reconoce que volver al trabajo puede ser duro. Lo ideal sería regresar de forma gradual, de ahí que este año ayude el hecho de que el 1 de septiembre, día tradicional de regreso a la rutina, caiga en jueves y no en lunes.
Sería aconsejable que, antes de incorporarse, el trabajador dedicara unos días a ir normalizando los horarios. Ayudaría regresar a casa unos días antes del final de las vacaciones; poner todo en orden y empezar a acostarse más temprano y a madrugar, pero este psicólogo también es consciente de que la mayoría opta por apurar.
Al final, la primera semana suele ser mala, pero pronto se recupera la normalidad e incluso se agradece la rutina. No obstante, Quintanilla aconseja a quien esté a disgusto en su trabajo que trate de valorar lo que tiene, que viva el presente y busque el lado positivo.