• Marañón, más que un médico

    Se cumple este mes de mayo el 130º aniversario del nacimiento de Gregorio Marañón, uno de los personajes españoles más carismáticos de la primera mitad del siglo XX. Médico internista, endocrinólogo, pensador, ensayista, político… Un verdadero hombre del Renacimiento en pleno siglo XX, que fue miembro de cinco de las nueve Reales Academias que hay en España. En las siguientes líneas haré un breve bosquejo de su vida y contexto histórico y expondré una selección de su producción bibliográfica.

    El Autor

    José Joaquín Alfaro Martínez

    Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete


    Marañón

    Infancia y adolescencia

    Gregorio Marañón y Posadillo nació el 19 de mayo de 1887 en Madrid. Durante sus primeros años de vida tenían lugar en España acontecimientos como la proclamación, en 1892, de las Bases de Manresa, un proyecto autonómico catalán, el asesinato de Cánovas en 1897, el fin de la Guerra de Cuba, que liquidó los últimos restos del imperio colonial español, o la matriculación del primer automóvil en España, en 1900 en Palma de Mallorca.

    Con solo tres años falleció su madre, quedando al cuidado de su padre, un prestigioso jurista.  En su casa se vivía un ambiente cultivado y, pese a las ideas conservadoras de su progenitor, se celebraban tertulias a las que acudían amigos del padre de ideas tan distintas como el escritor Juan Pereda, absolutista de ideas carlistas, Menéndez Pelayo, tradicionalista y profundamente religioso o Benito Pérez Galdós, republicano y anticlerical. Dado que el pequeño Gregorio se relacionaba con estos amigos paternos y estaba presente en buena parte de sus conversaciones, pudo recibir en estas tertulias sus primeras lecciones de tolerancia con el que piensa de forma distinta.

    Marañón

    Estudios de Medicina

    En 1902 asume al trono de forma efectiva Alfonso XIII, quien al ser hijo póstumo de Alfonso XII nació rey. En 1906 Santiago Ramón y Cajal recibe el Premio Nobel, y un año después se crea la Junta para la Ampliación de Estudios, una institución que a través de becas logró que centenares de investigadores españoles completaran su formación en el extranjero, permitiendo un florecimiento de la ciencia española en las siguientes décadas. En 1909 tiene lugar la Semana Trágica de Barcelona, una serie de disturbios provocados como reacción a un decreto gubernamental para movilizar a reservistas y enviarlos a la zona de intervención española en Marruecos.

    En este ambiente cursó sus estudios de Medicina Gregorio Marañón, los cuales inició en 1903. Se licenció tras haber recibido 8 matrículas de honor, 3 sobresalientes, 9 notables y 7 aprobados, así como el premio extraordinario de licenciatura. Siendo todavía estudiante, en 1909, presentó al premio Martínez Molina, de la Real Academia de Medicina, un trabajo titulado Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo en el hombre, resultando ganador. El premio llevaba aparejado el nombramiento como académico correspondiente, por lo que se dio la circunstancia, ante la perplejidad de los académicos, de recibir este nombramiento sin ser todavía médico. Este trabajo supone la primera aportación de Marañón al campo de la Endocrinología.

    Primeros años de práctica profesional

    Los diez o quince años siguientes a la licenciatura de Marañón fueron fecundos para España en hechos políticos, sociales y culturales, tales como la publicación de Campos de Castilla por Antonio Machado, en 1912, o la aparición de una serie de intelectuales, agrupados en torno a Ortega y Gasset, en lo que ha venido en llamarse “Generación de 1914”, que buscan una transformación y regeneración de España, y ven en Europa un ideal modernizador. Dos presidentes del gobierno, Canalejas y Dato, fueron asesinados en este periodo.  En 1921 tiene lugar el llamado Desastre de Annual, episodio de la Guerra del Rif que costó la vida a miles de soldados españoles y que supuso que, de forma unánime, el pueblo y los intelectuales exigieran responsabilidades al gobierno, al Ejército e incluso al rey. A nivel internacional el hecho más destacado de esa época fue la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias en Europa.

    Fueron estos los años en los que un joven Gregorio Marañón empieza a construir su prestigio y también el edificio de la Endocrinología y Nutrición españolas. Tras una corta  estancia formativa en Alemania, donde se admira de los medios disponibles en aquel país para la investigación, lee su tesis doctoral, La sangre en los estados tiroideos y obtiene su plaza como médico de la Beneficencia Provincial de Madrid, empezando a trabajar como jefe de la planta de enfermedades infecciosas en el Hospital Provincial. En 1914 publica Las glándulas de secreción interna y las enfermedades de la nutrición, primer texto español sobre Endocrinología y Nutrición y ese mismo año ve la luz su primera publicación en una revista extranjera.

    Marañón

    En 1918, con ocasión de la epidemia que ha pasado a la historia como “gripe española”, es comisionado junto a otros médicos para viajar a Francia y estudiar en este país la situación de la epidemia. Allí conoce a colegas como Cushing o Fleming. Poco a poco se va implicando cada vez más en temas sociopolíticos y de Salud Pública, con propuestas novedosas para la época, y que anunciaban el Estado del Bienestar que sólo vería la luz décadas después, como cuando escribía en 1920 “el arreglo de este problema, no es de caridad, sino de justicia. No los ricos, sino el Estado, debiera organizar la defensa del hombre enfermo o mísero”. También en esos años va  estableciendo relación con intelectuales como Unamuno, Zuloaga, Ortega y Gasset… En 1922, con sólo 35 años, ha adquirido ya un enorme prestigio tanto a nivel popular como entre la clase médica, y este prestigio es reconocido con su nombramiento como académico numerario de la Real Academia de Medicina (ya era académico correspondiente, como hemos señalado). Su discurso de ingreso, Estado actual de la doctrina de las secreciones internas, versó como su nombre indica sobre el estado de la cuestión en la joven disciplina médica que era la Endocrinología.

    De entre la numerosa producción científica y de todo tipo de Marañón en esta primera época quiero destacar títulos como  Insuficiencia pluriglandular endocrina (síndrome de Addison, atrofia testicular, síntomas giganto-acromegálicos), publicado en 1909, El sexo, la vida sexual y las secreciones internas,  de 1915, con el que va poniendo los cimientos de la sexología endocrinológica, La Edad Crítica, de 1919, importantísimo texto sobre la menopausia, o temas tan novedosos para la época como Valoración de la glucemia en los aviadores, de 1919, o Hipertensión y diabetes, de 1922, este último de indudable actualidad en nuestros días.

    Apogeo

    La década siguiente, a partir de 1922, fue rica en acontecimientos en España. En 1923 Miguel Primo de Rivera da un golpe de estado y establece una dictadura. Aunque inicialmente hay cierta esperanza de que sirva de revulsivo para la regeneración de España, y se apunta un sonoro triunfo en 1925 con el Desembarco de Alhucemas y la pacificación del Marruecos Español, pronto se vio que no iba a dar paso a un régimen modernizador. Son también los años en los que la llamada Generación del 27 renueva las letras españolas. El 12 de abril de 1931 tienen lugar unas elecciones municipales en las que las fuerzas republicanas ganan en las principales ciudades, y este hecho supone la renuncia de Alfonso XIII y la proclamación, dos días después, de la Segunda República Española.

    En 1922 acompaña a Alfonso XIII en su famoso viaje a las Hurdes

    Son los años en los que Gregorio Marañón alcanza su plenitud profesional. En 1922 acompaña a Alfonso XIII en su famoso viaje a las Hurdes. Tras el golpe de estado de Primo de Rivera se posiciona frente al mismo y a favor de la democracia, como la práctica totalidad de los intelectuales, lo que le vale una cuantiosa multa y su ingreso en prisión durante un mes, acusado de formar parte de una trama para deponer al dictador. En estos años su implicación en política va siendo cada vez más importante, y establece una sólida amistad con el filósofo Ortega y Gasset. Pese a las dudas que tenía acerca de que los intelectuales participaran activamente en política (porque, decía, “si quien tiene que formar a la juventud se dedica a la política, ¿quién va a enseñar a las nuevas generaciones?”) y convencido de que la Monarquía no iba a ser capaz de regenerar España, funda, junto a Ortega y al escritor Ramón Pérez de Ayala, la Agrupación al Servicio de la República, que como su nombre indica busca superar el régimen monárquico y promover la instauración de la República, como paso imprescindible para la modernización de España.

    En estos años la producción bibliográfica de Marañón es inmensa. De toda ella me gustaría destacar Comentarios previos sobre la insulina, de 1923, sólo dos años después del primer tratamiento de un diabético con insulina y el mismo año en que McCleod y Collip reciben el Premio Nobel, Contribución al estudio del diagnóstico precoz de la diabetes y de una posible profilaxis de la misma, de 1926, tan de actualidad en nuestros días, el famosísimo Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo, de 1930, o dos textos que muestran la preocupación de Marañón por los temas políticos y sociales: El respeto a la justicia y el respeto a la vida. ¿Por qué subiste aún la pena de muerte?  de 1928 y ¿Qué va a pasar?, de 1929.

    La Segunda República

    Tras las elecciones del 12 de abril de 1931, la negociación entre el Conde de Romanones y Alcalá-Zamora para permitir una transición pacífica entre la Monarquía y la República y la salida de Alfonso XIII de España, tuvo lugar en el despacho de Gregorio Marañón, y en su presencia. Marañón, naturalmente, acoge con entusiasmo el nuevo régimen que había contribuido a alumbrar (no en vano se llegó a decir de él que era la comadrona de la República) y en las primeras elecciones a Cortes es elegido diputado por Zamora, aunque su participación en las mismas fue escasa. Ese mismo año de 1931 es nombrado titular de la primera cátedra de Endocrinología de la Universidad española, lo que supuso no sólo un reconocimiento a su persona, sino a la propia disciplina,  y poco después es elegido académico primero de la Real Academia de la Lengua, y poco tiempo después de la de la Historia, y de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

    Fueron estos años para España de singulares avances en todos los ámbitos, pero también de tensiones y violencias que desencantaron a Marañón de la actividad política, por lo que en 1933 dimitió como diputado. No obstante, tanto en 1933 como en 1935 le fue ofrecida la presidencia del gobierno, pero rechazó la oferta.

    De la producción de Marañón durante la República destaco Progresos recientes de las enfermedades de la nutrición y de las secreciones internas, en 1931, Estado actual del tratamiento de la insuficiencia suprarrenal, en 1933, el Tratado Ginecología endocrina, de 1935, la biografía El conde-duque de Olivares, de 1936 o, dentro de la temática política Seamos dignos del pueblo, y con Ortega Gasset y Pérez de Ayala como coautores, La multitud caótica e informe no es democracia, sino carne consignada a tiranías, publicados ambos a las pocas semanas de la proclamación de la República.

    Marañón

    Exilio

    El 17 julio de 1936 se subleva la guarnición de Melilla, y al día siguiente el levantamiento se extiende a la España peninsular, iniciándose una guerra civil que a lo largo de 3 años desangraría España, causando enormes pérdidas humanas, materiales, culturales y científicas. La guerra supuso el final del régimen republicano y la instauración de una dictadura que rigió los destinos de España durante casi cuatro décadas. El exilio de muchos de los científicos e intelectuales que habían apoyado a la República privó a España de un inmenso talento.

    El inicio de la guerra sorprendió a Marañón en Estoril, a donde había ido a atender a una paciente. Inmediatamente regresó para ponerse al servicio del Gobierno. Sin embargo, acontecimientos posteriores le hicieron temer por su vida: por una parte fue obligado bajo amenazas, junto a otros intelectuales, a firmar un manifiesto de apoyo a la República que él consideraba obvio; por otra parte fue conducido a dos checas, de una de las cuales fue rescatado por Francisco Grande Covián, quien llegaría a ser una figura de enorme prestigio en el campo de la Nutrición española;  finalmente, el verse señalado como “fascista” en un periódico próximo a Largo Caballero le convenció de exiliarse junto a su mujer e hijo a finales de 1936, estableciéndose en París.

    Articulista

    No por estar lejos de España, de su Hospital Provincial y de su cátedra fueron estos años del exilio menos fecundos para Marañón. Además de apoyar a otros exiliados y represaliados, valiéndose de sus contactos en una y otra España, publicó numerosos artículos y dictó conferencias en Iberoamérica.

    De su producción bibliográfica durante los años del exilio destaco textos como Reflexiones sobre la medicina actual y La regulación hormonal del hambre, ambas de 1937, Manual de las enfermedades endocrinas y del metabolismo, Influence de l’obesité dans l’assurance-viede, o Sur la pathogénie du syndrome de Cushing, todas ellas de 1939. Dentro del ámbito de las humanidades El ejemplo de Unamuno, en 1937, pocas semanas después del fallecimiento del intelectual, Luis Vives (Un español fuera de España) en 1941, parte de un proyecto de una obra más amplia que recogiera los españoles que, a lo largo de la historia, se habían visto obligado a exiliarse, al igual que él mismo y, de tema político Liberalisme et communisme en marge de la guerre civile espagnole, en 1937, en el que explica su postura ante la Guerra Civil.

    Retorno y últimos años

    Tras la invasión de Francia por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la situación de Marañón en su exilio parisino se hace más precaria. Aunque se le ofreció trabajo en distintas universidades Iberoamericanas, el hecho de que sus hijos residieran en España, unido a la tremenda nostalgia que le producía su situación de exiliado, hizo que finalmente decidiera regresar a España. El haber abjurado de la República y apoyado al bando franquista tras el inicio de la Guerra Civil, junto con su enorme prestigio, le permitió volver en 1942, no sin la oposición de algunas de las personalidades más cerriles del nuevo régimen y tras pasar el correspondiente proceso de “depuración política”. Vuelve a una España en la que la cultura y la ciencia, eran sólo un espectro de lo que habían sido sólo diez años atrás, una España cuyo ingreso en la ONU es rechazado por las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, en la que se vive una primera década atroz, tras la guerra, pese que el régimen intente darle un barniz pseudo-democrático con la aprobación del Fuero de los Españoles y la Ley de Referendum Nacional. No obstante, a partir de 1950 se dan hechos como la circulación del primer tren Talgo, el estreno en 1952 de la película “Bienvenido Mister Marshall”, o los acuerdos con la EE UU en 1953 que, finalmente, abren la puerta a España para su ingreso en la ONU. En 1956 tienen lugar importantes conflictos universitarios reclamando una mayor apertura del régimen.

    Manual de Diagnóstico Etiológico

    Es a esta España a la que regresa Marañón, quien en 1943 publica la primera edición de su famosísimo Manual de Diagnóstico Etiológico, en el que había trabajado durante su exilio, y que fue libro de texto y consulta para toda una generación de médicos españoles en sus numerosas reediciones. En el prólogo  Marañón dejó escrito que “La evolución de la medicina revela y acentúa el hecho paradójico de que, a medida que la necesidad de especialización se hace más notoria y eficaz, hácese asimismo más profunda la necesidad de que todo médico y todo especialista tengan una base de orientación sintética, general, que alcance a todas las ramas de nuestro arte, aun las más alejadas de la actividad habitual de cada uno”.

    Multitudinario entierro de Gregorio Marañón.

    Tolerado

    El prestigio que atesoraba Marañón permitió que fuera tolerado por el Régimen. Mantuvo incesante correspondencia con exiliados en el extranjero, y apoyó en la medida de sus posibilidades a quienes le pedían ayuda para regresar. Así mismo presentó en las Reales Academias obras de autores que no podían publicarse libremente debido a la censura, como algunas de Madariaga o Sánchez Albornoz. Se da la circunstancia de que, siendo académico de cinco Reales Academias (Medicina, Historia, Lengua, Ciencias y Bellas Artes, esta última desde 1953), nunca fue nombrado académico de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en España, por razones obvias, pero sí en la L’Académie des sciences morales et politiques francesa, en 1952, en la misma sesión en la que fueron elegidos académicos Churchill y Eisenhower.

    El 27 de marzo de 1960 falleció por un ictus

    En 1956 Marañón sufrió una trombosis venosa profunda seguida de un tromboembolismo pulmonar, y poco después debió sufrir varios pequeños accidentes cerebrovasculares, con lo que su salud empezó a resentirse. Ello no impidió que ese mismo año apoyara a los represaliados por los conflictos estudiantiles, o que en 1958 fuera nombrado presidente del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC. Finalmente, el 27 de marzo de 1960 falleció por un ictus. Antonio López Vega, en su libro “Gregorio Marañón. Radiografía de un liberal”, del que he extraído gran parte de la información de este artículo, cita al que fuera el último presidente del gobierno de la República en el exilio, Fernando Varela, quien escribió tras el fallecimiento de Marañón “La pérdida reciente de don Gregorio Marañón ha sido sentida en las tres Españas: La España Oficial, la España Peregrina y la España Silenciosa. Tanto en la prensa del exilio como en los periódicos del régimen y en las tertulias de los intelectuales rebeldes y amordazados del interior, se ha manifestado el duelo nacional por la muerte del español insigne”.

    Tratamiento del hipertiroidismo por el tiuracil

    De esta última etapa de Gregorio Marañón he querido recoger la siguiente producción: Tratamiento del hipertiroidismo por el tiuracil, de 1948, en los inicios del tratamiento farmacológico eficaz de la enfermedad de Graves-Basedow, El aspecto endocrino del envejecimiento y El problema económico de la vejez, ambas de 1949,  de rabiosa actualidad en nuestros días, Critique de la médecine dogmatique, de 1952, Tratamiento de las insuficiencias suprarrenales crónicas. Comentarios sobre 622 casos de enfermedad de Addison, de 1957, una de las mayores series mundiales sobre insuficiencia suprarrenal, o El aceite de oliva desde el punto de vista médico, de 1958, defendiendo este magnífico alimento en unos años en que era atacado incluso en la revista JAMA.

    Este artículo está basado en una sesión bibliográfica del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la G.A.I. de Albacete. Sirvan estas lineas como homenaje al padre de la especialidad en España en el 130º aniversario de su nacimiento.