• “Los estudiantes de Medicina no quieren salir de Ucrania”

    Una alumna de la Facultad de Medicina de Albacete cuenta su experiencia en Ucrania

    A Marta Rodríguez Carrasco le cuesta creer que el país que sale en la televisión, asolado por los bombardeos rusos, sea la Ucrania paradisíaca en la que hizo prácticas este verano. Alumna de la Facultad de Medicina de Albacete, sigue en contacto con los compañeros que conoció allí, jóvenes que, si bien ven Europa como un sueño, no dudan al quedarse para defender a su país. “Los estudiantes de Medicina no quieren salir de Ucrania”, dice sorprendida.

    Medicina Ucrania Albacete
    Marta Rodríguez, la estudiante de la Facultad de Medicina de Albacete, de blanco, durante sus prácticas este mes de agosto en Ucrania.

    “Sienten que marcharse significaría abandonar a su país”

    Los hombres mayores de edad capaces de empuñar un arma no pueden salir de Ucrania, pero, de todas formas, no quieren. Huyen las madres porque no les queda más remedio para proteger a sus hijos pequeños. Los jóvenes, sin embargo, asumen que ahora les toca plantar cara al Ejército ruso, al que están convencidos de vencer.

    Así es la versión de la guerra que tiene Marta Rodríguez de primera mano. Sus amigos no piden fármacos, ni ropa de abrigo o alimentos, sólo insisten en la necesidad de que Europa frene los ataques aéreos, porque están convencidos de que ellos pueden contener la invasión por tierra. Es más, los mismos que este verano se formaban con ella en un hospital pediátrico, en Poltava, a cuatro horas en coche de la capital, hoy están esperando a que el Ejército los movilice. De momento, están dando formación en primeros auxilios a la población.

    “Sienten que marcharse de Ucrania significaría abandonar a su país”, explica esta estudiante de Medicina mientras imagina las dificultades que estará pasando un sistema sanitario que este verano, cuando nada se presagiaba, ya era precario.

    Los pacientes tienen que llevar sus sábanas al hospital y pagar la medicación

    Esta joven, que pasó el mes de agosto en Ucrania, con el programa de intercambio de estudiantes IFMSA, recuerda la hospitalidad de la población, los paisajes increíbles o los monumentos, pero también los retazos de la URSS en un país que recordaba a la España de los años 60. Los pacientes de la sanidad pública sólo tenían acceso a viejos hospitales, sin tecnología, en los que tenían que ingresar llevando sus sábanas y pijamas y pagando incluso la anestesia de una cirugía.

    Los médicos completan su bajo sueldo con propinas

    Allí los médicos lo son por vocación sin que quede lugar para la duda, ya que ganan menos que un camarero. De hecho, un sueldo mensual de unos 200 euros sólo se completa a base de propinas, lo que es una costumbre en todo el país.

    La estudiante de la Facultad de Medicina de Albacete, natural de Manzanares (Ciudad Real), vio cómo a cuatro mil kilómetros de su casa se viaja en el tiempo. Los coches y los edificios, como la sanidad, pertenecían a otra época.

    Las farmacias

    También le sorprendió cómo en las farmacias se podía conseguir de todo sin receta, de ahí las colas que se han visto estos días. Desde morfina hasta antibióticos se podían adquirir sin problemas, pero siempre que se tuviesen medios para pagarlo.

    Culpan a Putin, no a los rusos

    Marta se encontró con un país en el que sus compañeros, aunque con menos recursos que en España, vivían bien. Hasta el día 24 de febrero, pensaban que Putin no sería capaz de dar el paso. Y aún hoy hablan sin rencor de los rusos, a quienes consideran, como ellos, víctimas de un presidente que no se conformará sólo con Ucrania. En estos momentos, “lo que piden es que no caigan bombas contra la población”.

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