El Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas hace un llamamiento a las escuelas e institutos para cuidar los comedores escolares. Solicitan que se ofrezcan menús más saludables y se fomenten buenos hábitos alimentarios.
Más fruta, verdura, legumbres y pescado
Más del 40% del alumnado de Infantil y Primaria comen a diario en el centro escolar. En el caso de los niños en situación de vulnerabilidad socioeconómica o en riesgo de exclusión social, además, la de la escuela suele ser la comida más completa de su día. De ahí que el CGCODN haga el llamamiento a cuidar los menús que se ofrecen. Para que estos cumplan con las necesidades de los más pequeños. Y a fomentar hábitos saludables en estos espacios.
Recuerdan que la ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición detalla medidas especiales para aplicar en el ámbito escolar. Así pide velar por que las comidas servidas en escuelas infantiles y centros escolares sean variadas y equilibradas. Y que estén adaptadas a las necesidades nutricionales de cada grupo de edad.
“Los menús escolares cumplen, en general, con los criterios nutricionales establecidos para una alimentación saludable, pero pueden mejorarse considerablemente mediante el aumento en la inclusión de alimentos como la fruta, verdura, legumbres y pescado, y la reducción de alimentos inadecuados y del exceso de grasas añadidas en las preparaciones culinarias”, afirma Alba Santaliestra, doctora en Nutrición y Salud Infantil y vicepresidenta 1ª del CGCODN.
Elaborados por un profesional
Detalla que “para garantizar que se cumple con esa alimentación saludable y adaptada a los niños y adolescentes es importante que los menús estén elaborados por dietistas-nutricionistas en todas las regiones”. E indica que es “una demanda que desde el Consejo General se pide al Gobierno desde hace tiempo”.
Un aspecto a controlar y mejorar y por el que se reafirma la necesidad de la inclusión del dietista-nutricionista en la planificación es el de las cantidades que se sirven a los alumnos. Y que “deben ser valoradas conforme a la franja de edad del niño para conseguir un equilibrio real”, afirma Santaliestra.
Además añade que: “Siempre hay que respetar al niño, nunca debemos forzarle a comer, para evitar generar aversiones a la comida. Lo que sí podemos hacer es hablar con ellos y ver el motivo por el que no tienen hambre, para detectar si es un hecho puntual o puede haber algo más detrás”.
Alfabetización alimentaria
En este sentido, destaca que la alfabetización alimentaria resulta esencial para niños, personal educativo y familias”. Además, incide en que la presentación de los platos “debe resultar atractiva para ellos”.
Otro aspecto a mejorar, según Santaliestra, sería “los espacios destinados a comedor escolar, creando ambientes que favorezcan un ambiente más tranquilo en el momento de la comida, sin ruido y espacioso”. Insiste en que “debemos procurar que el comedor se convierta en un sitio al que los niños les apetezca ir”.
Apunta que también es importante el tiempo que se destina a la comida, “que idealmente estará entre 30 minutos y una hora, pero nunca por debajo de ese tiempo, educando a aquellos niños que comen muy rápido a hacerlo más despacio y masticando bien la comida”.
“Aprender a alimentarse bien desde la infancia ahorrará muchos problemas de obesidad y trastornos alimentarios en la edad adulta”. “Y eso pasa por alfabetizar en alimentación y nutrición a niños y jóvenes, además de al profesorado, agentes educativos y familias”, concluye Alba Santaliestra.