• Parir y nacer en tiempos de pandemia

    El Autor

    Mía Marín-Barnuevo Fabo

    Enfermera

    Llegáis a la consulta con ojos de miedo, ya hemos aprendido a saber interpretar todo lo que sentimos tan solo por los ojos… y sobra, pocas veces hemos tenido tan claro cuán cierto es el dicho aquel: “Los ojos lo dicen todo”.

    A pesar de las indicaciones, la mayoría de las veces venís los dos con vuestro bebé, no es fácil aprender de una tanto como para atreveros uno solo, pero respetuosos solo pasáis uno a la consulta… y yo no puedo evitarlo y os invito a quien os habéis quedado fuera, solo esta vez, al menos la primera vez que venís con él…

    Y esa espera que imaginabais tantas veces multitudinaria y florida se ha convertido en algo tan sobrio: olor a desinfectante, batas imposibles y mascarillas cubriendo esos rostros frente a vosotros, colocar el bebé en la camilla y a toda la torpeza inicial que se espera para desabrochar esos botoncitos de ese trajecito que le habéis puesto por que seremos los únicos que podremos de momento verlos, hay que añadir la dificultad de los guantes, y las mascarillas que os hacen sudar y los nervios del momento, y ese estómago encogido de que a vuestro bebé aun salvo vosotros, no lo ha podido conocer nadie más…

    Y por fin tengo al bebé listo, y me acerco a él cubierta, con doble guante, y no me puedo regalar ni le puedo regalar ese contacto piel con piel, y aún así le acaricio, y le susurro, y de alguna manera solo con la mirada lo arrullo como hacía ayer…

    La amiga, la abuela, la tía, la prima…

    Y ejerzo para él y para con sus padres de la amiga, la abuela, la tía, la prima… usurpo todas aquellas visitas que no han podido ser, insisto en valorar a quien se parece, y decidimos entre todos lo “hermoso” que en unos días se va a poner…

    Y con todo ya resuelto, las citas próximas dadas, habiendo intentado resolver todas las dudas y recordando que el correo de la consulta y la consulta por teléfono lo tienen siempre abierto nos despedimos… y cómo ya no sé qué más hacer para que se sientan seguros… les ofrezco hidroalcohol, y les llamo yo el ascensor, e incluso les pulso el botón de llamada…

    Han nacido muchos niños en este tiempo de confinamiento, muchos, los primeros ya han cumplido dos meses siendo nosotros casi su única familia fuera de sus progenitores, y aún cuando llegan, siento que debemos seguir haciendo todo ese ejercicio de cubrir todo aquello que ahora no pueden tener.

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