Ella es Vilma Picapiedra y él es un mago con chistera, pero responden al nombre y apellido de Miguel Lillo y Montse Ortega. Ambos son pediatras de una etapa de la sanidad albaceteña que ha visto nacer un auténtico fenómeno, el de Los Guachis, capaz de hacer de la planta de Oncohematología Pediátrica una gran familia que todos los años se sube al escenario.
Miguel Lillo y Montse Ortega se jubilan a los 67 años, después de más de cuatro décadas dedicadas a la Pediatría. Ella como neuropediatra y él como especialista en Oncohematología han vivido momentos muy duros, pero han aprendido de la fortaleza de sus pequeños pacientes y sus familias. Cuelgan la bata blanca -que Miguel siempre ha evitado- para dejar paso a las nuevas generaciones, pero siempre serán pediatras y, lo más importante, “guachis”.
Ambos tienen un currículum brillante, pero padres y pacientes destacan de los doctores Miguel Lillo y Monstse Ortega su humildad. Estas últimas cuatro décadas han conseguido mantener “intuición, templanza, empatía, cercanía, saber escuchar y saber observar”, como subrayaba una madre en el acto de despedida.
Romper estereotipos
Para Carmen Balibrea, una de las madres de Los Guachis, hay una frase que resume la trayectoria de ambos médicos “humildad para romper con los arcaicos estereotipos que distanciaban al médico del enfermo”.
Y es que los pediatras han bailado, llorado, cantado y sonreído en la difícil contienda que supone enfrentarse al cáncer infantil.
Miguel Lillo
“Nunca dejaré de pertenecer a mis chicos”
El Dr Lillo, manchego de Villacañas, llegó al Hospital General Universitario de Albacete en 1995. El entonces jefe de Pediatría, Roque Tébar, le pidió que, cogiendo el testigo de la doctora Flor Bendito, pusiera en marcha la subespecialidad de Oncohematología Pediátrica.
Los últimos dos años, Miguel Lillo ha estado dedicado a la coordinación de la Red de Expertos en Cáncer Infatil de Castilla-La Mancha, de ahí que prorrogara su jubilación hasta los 67 años.
Se jubila a efectos administrativos, pero se va sin irse, porque este médico, que tiene más de mago que de pediatra, seguirá ahí para quien lo necesite. Cierra una etapa con la satisfacción de haber hecho lo que ha estado en su mano. Además, confiesa: “Nunca dejaré de pertenecer a mis chicos”. Como ha hecho en cada actuación de Los Guachis, sacará la magia de su chistera cuando sea necesario.
Montse Ortega
De Logroño y formada entre Zaragoza y Alemania, la neuropediatra Monste Ortega recaló en el Hospital General Universitario de Albacete en 1992. A sus 67 años, ha dedicado 44 a la sanidad pública. Sin embargo, en la etapa donde más ha aprendido ha sido en la última, que le ha llevado a la sexta planta, a los niños con cáncer y a sus familias, a Los Guachis, donde se ha visto sorprendida por la fortaleza y entrega de las familias.
Como Miguel Lillo, Montse se jubila a efectos administrativos, incluso estudiará Humanidades, pero volverá a vestirse de Vilma Picapiedra o a valerse de su experiencia como pediatra en cuanto se lo pidan.